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Luis González Montes: "En Fontao, los niños hacíamos nuestros juguetes"

"El poblado se muere porque solo tenía la minería y una agricultura insuficiente"

Luis González en una anterior Xuntanza de Amigos de Fontao.

El recinto recreativo del poblado minero de Fontao coge el próximo sábado la séptima edición de la Xuntanza de Amigos de Fontao e A Brea. Los participantes volverán a reunirse para rememorar vivencias en torno a una comida que tiene un precio de 25 euros por persona. Luis González Montes (Rodeiro, 1950) forma parte de la organización de este evento.

-¿Cómo surgió la idea de reunirse en el poblado de Fontao?

-Somos gente con mucha nostalgia y hemos vivido las experiencias de Fontao en los años 50. Yo, con cuatro años ya vivía allí, y lo recuerdo con mucho cariño. La mina cerró definitivamente en el interior sobre el año 64, aunque se explotó exteriormente hasta el 69. Tanto mis compañeros como yo, lo que queremos es revivir un poco aquellos tiempos y darle la oportunidad de hacerlo a toda la gente que ha pasado por allí. Se trata de una gran cantidad de personas, y se trata de que revivan un poco de cuando éramos niños. Te puedo decir que nos hemos encontrado con alguno que hacía más de 40 años que no lo veíamos por allí. En la primera reunión, como te puedes imaginar, todo eran lágrimas entre los participantes.

-¿En qué va a consistir la jornada del próximo sábado?

-Vamos a intentar proyectar unas imágenes en el antiguo cine, que ahora es el auditorio. El museo, donde antes estaba la iglesia, acogerá una exposición de fotografías y, por supuesto, compartiremos una comida que, como siempre, será muy emotiva para todos.

-En el caso de Fontao, ¿se puede decir que cualquier tiempo pasado fue mejor o no?

-Si tuviésemos que volver a aquellas épocas, desde luego que no porque fueron momentos malos para la gente. Lo que pasa es que con los medios que teníamos disfrutábamos muchísimo. Hoy en día cualquier niño tiene una Play, un móvil o un ordenador. Nosotros hacíamos nuestros propios juguetes y disfrutábamos con ellos. No éramos ni tres, ni cuatro, ni cinco. Éramos bandadas de cincuenta o sesenta niños jugando unos con otros. Ahora no ves a esos niños disfrutar como hacíamos nosotros.

-¿Qué opinión le merece la restauración de Fontao y la utilidad que tienen ahora los edificios de tan singular construcción?

-Fontao se muere, es un pueblo donde no tenía nada más que la minería, aunque algo de agricultura, pero no lo suficiente como para revitalizar un lugar así. Ahora parece que andan con la finalidad de hacer un museo, que me parece muy bien, pero como sabes siempre hay intereses creados.

-¿A qué se refiere con ello?

-Las cosas no se hacen como las hacemos nosotros, que somos totalmente altruistas en esto de las reuniones de antiguos habitantes del poblado de Fontao. Al ser altruista no tienes empeño ninguno en lucrarte de nada, pero no sucede con todo el mundo. Cuando hay personas que lo único que pretenden es beneficiarse, pasa lo que pasa. Sería difícil que eso funcionase de esa forma. Si hay alguien que quiera llevarse algo, que se lleve el 10 por ciento y no el 50 por ciento. Tú ya sabes lo que quiero decir.

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