La última vez que llovió de forma considerable sobre las tierras dezanas fue el 16 de junio, hace más de un mes, con 8,4 litros por metro cuadrado. Desde entonces, los cielos despejados reinan sobre la comarca, -con solo una tormenta nocturna, a principios de este mes- para alegría de los vecinos que están de vacaciones y que tienen entre sus planes una escapada a la playa. Pero los agricultores miran al cielo no en busca de una jornada al lado del mar, sino de precipitaciones que calmen la falta de agua que empiezan a padecer los campos.
Las altas temperaturas, propias de estos meses estivales, resecan aún más la tierra, que ya ha agotado sus reservas de agua procedentes de un invierno que se prolongó hasta mayo. Desde Unións Agrarias su secretario comarcal, Román Santalla, confirma que "el crecimiento del maíz ya se está ralentizando por la sequía". Aguanta el que fue sembrado en mayo, porque pudo echar más raíz, pero en aquellas fincas donde hubo que sembrar por segunda o tercera vez debido a los destrozos del jabalí, la cosecha será más incierta. "El maíz no está ganando lo que tenía que ganar en tamaño, porque hace mucho calor, la tierra está reseca y la planta se estresa. Es posible que haya menos kilos de cosecha". Santalla calcula que, para que ésta sea buena, se maneja una proporción de 40.000 kilos de media por hectárea. El año pasado la producción media fue de 30.000 kilos debido a que hubo tres meses sin lluvia. Santalla confía en que llueva en el plazo de una semana o de dos para poder salvar la cosecha. Pero está claro que los que sembraron por segunda o tercera vez "ya van a tener pérdidas, porque la recolección va a estar muy mermada por el calor". Cabe recordar, respecto a los ataques de jabalí, que las sociedades de caza de la comarca volverán a emprender acciones de control en agosto, cuando se abra la temporada de caza de este animal y cuando la espiga esté en proceso de maduración.
Hierba para silo
El girasol sobrelleva mejor el tiempo estival. Este cultivo se está consolidando en Deza, ya que aguanta los períodos de sequía mucho mejor que el maíz y además tiene una gran carga proteica, por no hablar de que no sufre los daños del jabalí. Además, fue sembrado en una época con bastante humedad, lo que facilitó que la planta se asentase en el suelo.
Las lluvias de primavera, por otra parte, fueron beneficiosas para la hierba dedicada a forraje. La cosecha, en este sentido, fue cuantiosa, aunque la calidad del forraje no estuvo al mismo nivel de años anteriores, indica Santalla. "A grandes rasgos, podemos decir que fue una campaña bastante buena, porque la hierba se pudo recoger en tiempo y forma". En las últimas semanas, los ganaderos se afanan en la recogida de hierba seca.
