Un asalto perpetrado en la madrugada de ayer en el establecimiento hostelero Invictus -radicado junto a la rotonda de confluencia de las avenidas da Cultura y de Santiago de A Estrada- se saldó con la sustracción de un botín en metálico que ronda los 1.400 euros y con cuantiosos daños materiales en el local asaltado.

Según relató Javier Rey, el asalto se produjo a las 6.10 horas, momento en el que saltó la alarma y un vecinosintió el fuerte estruendo que motivaron los dos asaltantes encapuchados al reventar la persiana y reventar el cristal con una maza, al ser incapaces de reventar la puerta tirando de ella entre los dos.

Ya dentro, perpetraron el robo en apenas 5 minutos. Reventaron la tragaperras, destrozándola para robar su recaudación, estimada en 1.000 euros. También reventaron el Terminal de Punto de Venta (TPV) arrojándolo contra una columna para poder sustraer la máquina registradora y llevarse así el dinero que había en su interior. Eran unos 250 euros de cambio. No se pararon a abrirla sino que la sacaron del local y se la llevaron a bordo del Nissan oscuro con cristales tintados en el que huyeron a toda velocidad, primero en dirección a los institutos y poco después en dirección opuesta para tomar la rotonda por el lado opuesto y huir a toda velocidad en dirección a Santiago. Desde la carretera A Estrada-Santiago tiraron la caja registradora, completamente destrozada, en las inmediaciones del centro de salud de Souto de Vea.

La Guardia Civil llegó muy pronto al establecimiento asaltado, que sufre cuantiosos daños en la puerta principal, su marco, la persiana el equipo informático y la máquina registradora. Solventarlos costará en torno a 2.000 euros, según los primeros cálculos de sus dueños, que hoy formalizarán denuncia ante el cuartel de la Guardia Civil de A Estrada.

No obstante, la Benemérita ya está instruyendo la oportuna investigación al respecto para tratar de esclarecer lo ocurrido y detener a los ladrones, presuntamente dos varones. Ayer, tras el asalto -que motivó que el bar abriese más tarde de lo habitual- un agente de la policía judicial de la Guardia Civil se personó en el local para tomar huellas.