Forman parte del paisaje de las piscinas cada vez que llega el verano. Los socorristas velan para que todo funcione en los vasos a su cargo, como Alejandro Lamas, Álex para todo el mundo, que hasta el mes de agosto se turnará con su compañero Martín Iglesias en el cuidado de la piscina de Lalín.
-¿Qué faceta es la que más le gusta de su trabajo estival?
-Me gusta el agua y también me gusta relacionarme con la gente. Siempre me gustó todo lo relacionado con el agua y me puedo dedicar profesionalmente a una de mis grandes pasiones, que es algo que me encanta. Es un trabajo que no me supone ningún problema, yo vengo aquí y lo hago para disfrutar y sentirme a gusto.
-¿Es consciente de la responsabilidad que tiene en él?
-Sin duda es mucha la responsabilidad que tenemos todos los que hacemos este trabajo. En el mismo curso de preparación ya nos insistieron en que, sobre todo, lo que tienes es un cargo con responsabilidad enorme porque tú respondes por todas las personas que están en la piscina. Nosotros tenemos un código deontológico que tienes que cumplir en todo momento.
-Empezó trabajando en la piscina del Lalín Arena, ¿hay diferencias con la municipal al aire libre?
-La municipal es más tranquila que la del Arena porque esto es vigilancia pura y dura. En el Arena también impartía cursos y tenías que estar con los más pequeños. En la municipal es diferente porque tienes que atender al público en todo lo que precisen, y estar vigilando de manera constante.
-¿La gente hace caso de las recomendaciones o va por libre?
-Normalmente siempre hacen caso a lo que les dices. También hay de todo, pero yo entiendo que los chavales de 16, 17 o 18 años vayan un poco más a su ritmo, pero todos tuvimos esa edad y sabemos lo que hicimos entonces.
-¿Algún momento de apuro hasta la fecha en la piscina de Lalín?
-Por ahora aún no. Lo típico: Heridas pequeñas y nada grave.
-¿El usuario es consciente de que tiene que cuidar el recinto?
-El usuario de la piscina de Lalín suele ser bastante limpio. Si vas a otros lugares te puedes llevar desagradables sorpresas, pero aquí no. La instalación tiene su tiempo, y hay que cuidarla, pero no hay queja. La gente sabe a donde viene, lo cuida, y sabe que es suyo y que si no la cuida se quedará sin ella. Yo les doy un "10" a todos, tanto a los mayores como a los más pequeños.
-¿Cuáles son las quejas que más trasladan a los vigilantes?
-Todavía no he tenido ninguna específica. Sí que es verdad que de lo que siempre se quejan es del poco espacio que hay. Ayer había más de 200 personas y es inevitable que se puedan amontonar porque el área de zona verde no es muy ancha. Es lo que se oye hablar entre ellos y lo que yo pienso cuando veo a tanta gente junta. Afortunadamente, todos se respetan bastante a la hora de elegir el sitio.
-¿Qué opinión le merecen los precios para los usuarios?
-Otros años era más caro, pero ahora no está mal de precios. El Concello necesita un aporte económico y por eso tiene que cobrar por su uso. También me parece muy bien la idea de facilitar la entrada a las personas con pocos recursos. Es bueno que puedan disfrutar de algo así en verano, aunque no tengas una economía boyante. Yo creo que hay un par de familias como mucho que son las que se acogen a ese plan de ayuda. También nos preguntan los de las familias numerosas por el asunto de los precios, pero tuvimos que explicarles que ellos no entran en ese programa de ayuda a los necesitados. De hecho, a una de las familias numerosas que me preguntó por ello le salía más cómodo hacer un bono familiar en el Lalín Arena.
-¿Es cierto que los mejores nadadores son los de piscina?
-Yo he nadado tanto en el mar como en piscina y es completamente diferente. Aquí no tienes una marea, un golpe de mar y una resaca que te puede complicar la vida. En la piscina todos podemos ser excelentes nadadores. El mar es impredecible porque es una fuerza de la naturaleza que tienes que saber controlar. Estoy pendiente de hacer el curso de salvamento marítimo.
