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El día que lo cambió todo

A Estrada amaneció como un día cualquiera el 18 de julio de aquel 1936 que modificaría el curso de la historia

Otra perspectiva de las concentraciones en la villa.

18 de julio de 1936. Han transcurrido ocho décadas desde la sublevación del ejército español en África contra el gobierno de la República. El terror llegaría después, de la mano de una contienda que asoló el país durante tres largos años, sucedida por una posguerra de hambre y sufrimiento. Ayer se cumplían 80 años desde un levantamiento que condujo a la Guerra Civil y cuyas consecuencias también se reflejaron en la sociedad, demografía y vida estradenses del momento.

La contienda dejó una huella imborrable. A pesar de que el municipio no fue campo de batalla, existen diversos documentos que reflejan testimonios de quienes participaron en ella. Uno de los más destacados es el del fotógrafo del Cuerpo del Ejército de Galicia, Mario Blanco, cuyo relato del 18 de julio aparece reflejado en el sexto número de Miscelánea histórica y cultural bajo el título A Estrada, 18 de xullo de 1936. Dous testemuños.

El estradense inicia su crónica de esta manera: "Amaneció el sábado 18 de julio como un día cualquiera". Pero la calma suele preceder a la tormenta. Así es como el fotógrafo continúa afirmando que los "rumores" de la sublevación habían llegado a la villa a media mañana "y se notó movimiento en el Ayuntamiento". Aquel día el alcalde respublicano Jesús Puente Fontanes no estaba en A Estrada pues se había ausentado, junto a otros corporativos, para presentar el Estatuto de Autonomía de Galicia en Madrid, según informa el historiador local Xoán Carlos Garrido.

En un ambiente cargado de tensión, Blanco apuntó que "los estradenses se dedicaron a escuchar la radio" como medio informativo. Pero la incertidumbre se alimentaba de las diferentes versiones que relataban las emisoras.

Según Garrido, el alcalde llegó al día siguiente y se procedió "a la detención de simpatizantes fascistas". Continúa informando en su artículo O levantamento franquista na Estrada, publicado en la página web Tabeirós-Montes, de que se organizaron expediciones para desplazarse a Pontevedra. Sin embargo, la capital de la provincia había declarado el Estado de Guerra y estaba tomada por el ejército.

En los días sucesivos el ambiente continuó tensándose todavía más. Las cuatro provincias gallegas se unieron rápidamente a la sublevación, según asegura el historiador Xoán Andrés Fernández en su Memoria gráfica do Cuerpo de Ejército de Galicia na Guerra Civil Española, también publicado en Miscelánea.

De hecho, el alcalde estradense fue destituido el 21 de julio por la Guardia Civil, según relata Garrido. En su artículo asegura que tras este acontecimiento "comenzaron las detenciones sistemáticas de dirigentes sindicales y políticos, escritores, maestros, periodistas y todos aquellos que profesaban ideas liberales". A Estrada cayó en manos del "bando sublevado" en tres días.

Aunque son 80 años los que han transcurrido, detrás de esa cifra se esconden muchas otras. La de los muertos durante la contienda o la de los que regresaron y perecieron en su casa debido a las heridas de guerra. Garrido asegura que no puede calcularse la dimensión de una tragedia que empañó el curso de la historia. "Toda una generación de chicos jóvenes fueron reclutados", dice el historiador local. Y también un centenar de familias tuvieron que resignarse a que sus hijos, sus hermanos, luchasen por el incierto destino de un país. Fuesen del bando que fuesen, las guerras solo se saldan con un sufrimiento que no tiene cura.

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