Las bocinas se convirtieron en la tarde de ayer en la banda sonora del casco urbano de A Estrada. Quien se asomase a la ventana en algunas de las calles más céntricas de la villa para comprobar el motivo, no se encontraría el esperado atasco monumental, sino la ya tradicional celebración del San Cristóbal. Por séptimo año consecutivo, los transportistas locales honraron a su patrón por todo lo alto, festejando la suerte de viajar con el mejor de los copilotos y pidiendo que siempre les acompañe en su recorrido.

Aunque esta fiesta se recuperó inicialmente en domingo por iniciativa de un grupo de transportistas locales -está organizada por cuatro profesionales del sector en A Estrada: Manolo Gómez, Manuel López, José Manuel Prado y Marcos Gálvez-, este año se conservaron los cambios probados en 2014, momento en el que se apostó por celebrar el San Cristóbal el sábado por la tarde en atención a los transportistas lácteos, que también trabajan el domingo por la mañana y tenían dificultades para llegar a la celebración.

La fiesta arrancó con la misa solemne en honor a San Cristóbal celebrada en la iglesia parroquial de San Paio. Una cabeza tractora esperó a la imagen del santo a la salida del templo para conducirlo por algunas de las calles más céntricas de la villa, caso de San Antonio, Calvo Sotelo, Pérez Viondi y Benito Vigo hasta la estación de autobuses,. Allí le esperaban camiones, furgonetas, coches, motos o hasta bicicletas, deseosas de sumarse a la procesión para recibir la gracia del santo en la carretera.

Tras el encuentro en esta zona de la villa, comenzó el ascenso desde la rotonda de As Colonias por la avenida Fernando Conde, enlazando seguidamente la caravana las calles Ulla y Calvo Sotelo. A su llegada a la Praza de Galicia, ya acompañados por la Banda Municipal de A Estrada, esta comitiva automovilística fue recibida por el párroco que, uno a uno, fue bendiciendo a los vehículos participantes arrojándoles un chorro de agua bendita.

Después de los actos más solemnes, los transportistas tenían previsto celebrar una cena de confraternidad en la Praza da Feira. En su transcurso se programó la entrega de premios al vehículo más adornado, al más antiguo y a la flota más numerosa.