Los niños poseen el don de la espontaneidad. Cuando tienen una necesidad que creen imperiosa se las ingenian para hacerse escuchar. Poco importa que el receptor de su petición sean sus propios padres o el mismísimo Papá Noel. Si la cuestión requiere la intervención del gobierno, tampoco tienen empacho en trasladar la demanda al primer concejal que se encuentren. Así lo hizo Rodrigo, un niño a quien sus compañeros de arenero han de agradecer la gestión de solicitar más arena en la que trabajar a golpe de pala y rastrillo.

Todos los políticos con responsabilidades de gobierno están más o menos acostumbrados a que sus conciudadanos aprovechen un encuentro en la calle para plantearles recomendaciones, críticas o peticiones. Lo que menos aguardaba el edil Óscar Durán es que esta reacción la tuviese un niño de corta edad. El edil explicó que se detuvo esta semana a hablar con unos padres que vigilaban el juego de su hijo en el arenero del parque. Uno de los presentes indicó a Rodrigo que Durán era "el señor que trae la arena". Ni corto ni perezoso, cansado de la escasez y estado del material de juego, este pequeño estradense se levantó y le explicó al edil que no tenía arena suficiente para construir sus castillos.

Al verse en esta situación, Durán le explicó al pequeño que es el Concello el que se encarga de reponerla y, sacando su teléfono móvil, simuló una llamada -eran ya más de las ocho de la tarde- para encargarla. Aunque la comunicación fue ficticia, no así la gestión. Al día siguiente trasladó al concejal Juan Constenla la necesidad y, de forma inmediata, se rellenó tanto el arenero como la pista para jugar a la petanca.

El concejal reconoció que el material se encontraba duro, muy compactado. Tuvo ocasión de volver a encontrarse en el arenero con Rodrigo. "¡Me trajeron arena!", le espetó feliz el niño. Algunos pequeños incluso se animaron a sacarse los zapatos para disfrutar de una textura que a más de uno, y en pleno mes de julio, les recordará la playa.