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Encomiendas al santo más "milagreiro"

Prado y Castro de Arriba celebran fiestas dedicadas a San Benito con subastas de animales y otros productos del campo

Camilo Diéguez sujeta uno de los pollos subastados ayer en Prado. // Bernabé/Javier Lalín

Prado y Castro de Arriba celebraron sus tradicionales fiestas en honor a San Benito -"o santo máis milagreiro", en el acerbo popular- con la posterior puja de animales, que ya es también un clásico. Estos lugares llevan realizando la celebración desde hace muchos años y sus vecinos consideran que son fiestas que no se deben perder porque en ambos sitios siguen contando con muchos fieles.

En la parroquia de Prado se lleva honrando a San Benito desde hace treinta años. Aunque algunas veces la fiesta solo se hacía para la parroquia, en estos dos últimos ejercicios decidieron volver a tener algo de música "para amenizar el ambiente y así atraer a más gente, que es lo que nos gustaría, que cada año se animaran más y vinieran a esta cita con San Benito", afirma Camilo Diéguez, uno de los organizadores. La colaboración de los vecinos es fundamental tanto por las aportaciones de dinero para llevar a cabo la fiesta como por las donaciones de pollos y huevos que se hacen para la subasta. "Aquí no establecemos ninguna cuota para la celebración, pero aun así la gente es muy generosa y siempre dan en torno a lo que se pide", explica este vecino. La puja ya es una tradición que se celebra después de la misa en el atrio de la iglesia en la que los devotos llegan a ofrecer 35 euros por un pollo y en ocasiones un animal es pujado hasta cinco o seis veces, por lo que las ganancias son mayores. Este año hubo diez pollos para subastar, "aunque al final es como si hubiera 20", aclara Diéguez. En esta parroquia, el dinero recaudado es para arreglos en la iglesia, puesto que "esta subsiste por los vecinos, no tiene ningún tipo de ayuda", confirma.

Castro de Arriba, lugar de la parroquia de Vilatuxe, lleva con esta tradición desde hace muchos años: "Mi padre, que tiene 82 años, se acuerda de esta fiesta desde siempre", comenta José Luis Fernández, organizador de la celebración. En la ya conocida puja, los feligreses llevan aves, partes de animales (como dientes o patas) o huevos en ofrenda al santo para que cumpla sus peticiones. En algunas ocasiones, una donación puede ser subastada varias veces, "por lo que por un pollo se puede llegar a pagar hasta 90 euros", explica. Algo que le llama la atención a este organizador es la implicación de la gente en esta fiesta, ya que todos colaboran y no quieren que se pierda: "Cuando vamos a pedir a las casas hay gente que tiene la cuota de dinero que quiere dar apartada, es algo muy gratificante ver que la gente es agradecida", apunta Fernández. Algunos años, por falta de organización, esta fiesta casi no se lleva a cabo, pero "en mi familia especialmente no se quiere dejar perder esta tradición; por eso, siempre buscamos la manera de celebrarla, aunque sea en los últimos días organizando algo sencillo -afirma-. Mientras nosotros podamos, esta fiesta se va a seguir celebrando".

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