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La comisión del callejero de Lalín corre riesgo de disolución por su nula actividad

Constituida hace nueve meses, no presentó ninguna propuesta -Existen diferencias entre algunos de sus miembros y con el gobierno -Cuiña urge bautizar vías con nombre de letras

Primera reunión de la comisión del callejero, a comienzos de octubre del año pasado. // Bernabé/Gutier

La comisión municipal del callejero de Lalín corre riesgo de disolución por su escasa actividad desde que, a comienzos de octubre del año pasado, celebró su reunión constituyente. El problema se debe a que hay miembros que consideran que el proceso ha de llevarse con calma y siguiendo criterios en los que prime la toponimia, mientras que otros ven fundamental, todavía respetando este principio, avanzar ya en propuestas para rúas en las que no existan microtopónimos conocidos. Estas diferencias de criterio, que no en otro sentido, también son compartidas por parte del grupo de gobierno lalinense, que estima que el trabajo de la comisión no está dando frutos y menos alanzando el objetivo con el que se había promocionado.

La comisión celebró su primera reunión el 8 de octubre y desde entonces hubo al menos otros dos más. Pero desde entonces no han trascendido avances, precisamente por la diferencia de posición entre algunos de sus representantes. Fuentes del gobierno local indican que por un lado están los miembros, filólogos de profesión, que defienden un método excesivamente purista quizá y que podría ser válido para espacios en los que se pueda recurrir a la toponimia. No obstante más complicado entienden que resulta aplicar esta metodología sobre los nombres patrimoniales a calles como B, D, o C. Esta postura también es compartida por al menos un participante en la comisión, que duda que en estas rúas se pueda recurrir a la microtoponimia para bautizarlas con una nueva denominación. Algún caso existe, recurriendo al nombre que tenían antiguas fincas, aunque en ningún caso esta denominación podría trasladarse en la actualidad, por ejemplo, a toda la calle B o la D. Lo mismo ocurre en el caso de que se abordase una posible revisión de nombres de rúas ya con nombre como Ramón Aller o Avenida Buenos Aires. Es decir, en el primer caso sí existe un tramo perfectamente delimitado de lo que sería O Tirabeque, pero por eso no es razonable extender este nombre a toda la rúa. O también en Bos Aires, en la zona popularmente conocida como A Cacharela. Estas cuestiones sería, en todo caso, también a abordar tanto por este órgano consultivo como por el Concello, pero el gobierno local sí cree conveniente que la denominación de las vías más céntricas con nombre de letra sea actualizada. La prioridad y así lo indicó semanas atrás el alcalde, Rafael Cuiña, son B, C o D.

La postura de la Alcaldía sería compartida por casi todos los grupos del ejecutivo local -el PP no está presente en la comisión- y por eso la continuidad de este grupo asesor es una incógnita, sobre todo si no hay un cambio de postura y no llegan propuestas. Cierto es que todos sus miembros realizan un trabajo altruista y cada uno tiene sus ocupaciones laborales y personales.

Estudio

En el seno de la comisión se propuso la posibilidad de realizar un estudio sobre la toponimia del núcleo urbano, pero parece que esta opción no tiene recorrido pues no existe financiación específica y tampoco hay recursos externos para contar con un experto. Otro reparo, para el grupo de gobierno, es que si se supedita toda propuesta a este análisis, se tardaría demasiado tiempo en formular alguna iniciativa para las rúas que pretenden ser bautizadas en un horizonte temporal más o menos cercano.

A la espera de ver qué ocurre con una comisión formada por: Fernando Pereira, Mario Pereira, Marta Negro, Manuel González Aller, Luz Méndez, Hugo Facal, Daniel González Alén, Gonzalo Navaza y Manuel Igrexas, cabe recordar que ya existen propuestas para rúas como la que tendría el escritor y político silledense Ramón de Valenzuela.

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