La campaña de empadronamiento de Silleda está activa desde hace casi dos semanas y durará, como mínimo, hasta finales de año. Con ella, el gobierno que encabeza Manuel Cuiña quiere convencer a, por lo menos, la mitad del millar de residentes no empadronados a que se cense en el municipio, más que nada para que éste pueda ver incrementadas las transferencias del Estado y también las ayudas de la Xunta y la Diputación. Entre las tres administraciones, reportan a Silleda en torno a 300 euros por cada vecino empadronado. Es más, si se empadronase solo un centenar de personas, ya se cubrirían los gastos de la campaña, que cuenta con trípticos, carteles y vídeos que pueden verse en las redes sociales.
Pero, de momento, los vecinos que se acercan al consistorio para formalizar su situación en Silleda acuden a cuentagotas. Y encima la campaña ha arrancado con un malentendido. Días atrás, junto a las cartas en las que se convocan los encuentros en Silleda y A Bandeira para explicar la propuesta de cambio del consistorio para la Casa de Cultura, se enviaron trípticos informativos de dicha campaña de empadronamiento. En los mismos figura que todo aquel que desee convertirse en un vecino más de Silleda ha de presentar, como prueba de que efectivamente reside en el municipio, un título de propiedad de un inmueble, un contrato de alquiler de un piso o casa o la factura de teléfono. Pues bien, resulta que la factura de teléfono, como explicaron ayer los funcionarios a un vecino, no puede servir como aval de que uno hace su día a día en Silleda, ya que cabe la posibilidad de que la dirección donde se reciben este tipo de facturas no sea la residencia habitual del titular de las mismas. El Concello de Silleda quiere pedir disculpas por haber incluido las facturas de teléfono como una de la documentación a presentar, pero no contempla volver a enviar otra remesa de trípticos en los que ya no figure este error. Error que, por de pronto, ya ha provocado que algún que otro vecino desista de empadronarse.
La campaña lleva por nombre Empadróate en Silleda, porque en Silleda somos máis, y hace especial hincapié en las áreas de deportes, educación, cultura y sanidad, puesto que si el concello sigue perdiendo vecinos en las estadísticas oficiales, bajarán sus ingresos por transferencias de otras administraciones y puede verse obligado a recortar en los servicios que presta en estos ámbitos. De forma paralela a esta campaña también se emitirán ordenanzas en los que se prime, de algún modo, a los empadronados. Así, se piensa en la posibilidad de que los que residen en Silleda pero no están empadronados paguen más, por ejemplo, para hacer uso de las piscinas.
Hace más de 35 años, Silleda tenía 13.000 habitantes. Pero el éxodo hacia Lalín o hacia municipios de la costa motiva que, mientras el casco urbano recorta su volumen de población, en el rural haya ya 10 aldeas abandonadas y otras 50 en riesgo de desaparecer.
