El incidente de las reses en Botos ha ocasionado que se despierte un problema que para algunos vecinos es más común de lo que parece. No solo en esta parroquia, sino en muchas más, existen pozos artesanos abandonados en fincas abandonadas o que dejaron de ser útiles para la actividad ganadera o forestal. El resultado no es otro que estas perforaciones de varios metros quedan ocultas por la maleza y suponen un riesgo, más todavía cuando en los últimos años la afición al senderismo está teniendo mucho auge y cada vez es más frecuente ver a personas haciendo deporte por el rural.

En casos son estos pozos sin tapar, pero el peligro también radica en respiros de minas de manantiales o zonas en las que antaño hubo actividad minera de algún tipo. Los montes de la parroquia de Zobra son uno de los ejemplos y la administración está sellando desde hace tiempo antiguas bocas de minas o pozos abiertos para evitar precisamente estos accidentes. Los aficionados a la caza también conocen casos de la existencia de estos peligros. Hay pozos profundos en los que aparecieron restos de huesos de perros de caza, que se habían dado por desaparecidos, cuando realmente se cayeran dentro y murieron tras no poder ser localizados.