La comisión municipal del callejero de Lalín se constituyó a comienzos del mes de octubre del año pasado y, al menos públicamente, no han trascendido más reuniones de sus representantes para trabajar en un nuevo modelo de denominación de rúas atendiendo a criterios en los que primen más razones históricas que el bautismo de una vía con un nombre determinado. El alcalde, Rafael Cuiña, estima que esta comisión quizá no esté cumpliendo los objetivos temporales marcados y por ello urge a sus representantes que fijen calendarios para el cambio de rúas y que el gobierno local tenga una idea de cuándo se podrán proponer oficialmente.
El mandatario, ayer en la emisora municipal de radio, señaló que es el funcionario Hugo Facal el encargado de coordinar el callejero y que ya le preguntó si había habido avances. Reconoce que le gustaría que de cara a finales de verano u otoño rúas céntricas que conservan nombres de letras como B, C, D o F tuviesen una nueva denominación. "El proceso va muy lento, no sé si habrá que cambiar algún criterio, pero no avanza demasiado", declaró Cuiña, quien, sin embargo, avaló la capacidad de los representantes de la comisión para realizar este cometido. "Deberíamos tener un calendario", reiteró.
Ofrecimiento al PP
Valora que sus miembros sean meticulosos en cuestiones como la microtoponimia o en criterios históricos, aunque insiste en que ya deberían de haber salido algunas sugerencias por parte de este órgano asesor. Éste está formado por los portavoces de los grupos políticos con presencia en el grupo de gobierno y nueve expertos ya designados: Fernando Pereira, Mario Pereira, Marta Negro, Manuel González Aller, Luz Méndez, Hugo Facal, Daniel Gonzá-lez Alén, Gonzalo Navaza y Manuel Igrexas. Cuando se puso en marcha la comisión mixta el PP debía designar sus representantes, pero en principio no lo hizo. Por eso el alcalde ofrece al partido de la oposición la posibilidad de sumarse, tanto con propuestas como con un miembro de su grupo en esta comisión. Se creó para dotar de identidad a las calles sin bautizar y recuperar topónimos tradicionales que se han ido perdiendo con el tiempo, siguiendo las directrices elaboradas por expertos de la ONU en 2004. Estaba previsto que esta comisión se reuniese una vez al mes y que las denominaciones nuevas fuesen por consenso.
