Vecinos de la parroquia de Botos presenciaron ayer un amplio operativo habilitado para el rescate de dos terneros que se habían caído a un pozo de 12 metros de profundidad en el lugar de Sestelo. Este foso estaba escondido en una finca justo al lado de una pista muy transitada y que dista a unos 100 metros de un puente del Tren de Alta Velocidad (TAV). Casi ninguno conocía la existencia de este peligro, aunque sí alertaron de que en esta zona había más pozos semejantes a este sin señalizar y por eso reclaman que se tomen medidas "para prevenir una desgracia". La Guardia Civil y el Concello elaborarán ahora sendos informes para conocer la titularidad de los predios en los que, testigos presenciales en el operativo, existen al menos tres fosos semejantes. Algunos indican que se pueden tratar de pozos antiquísimos que quedaron en desuso y otros no descartan que quedasen de las obras del TAV a su paso por la parroquia.

Gerardo Otero, propietario de los dos terneros, estuvo anteayer por la mañana cerca del pozo y observó como sus animales trataban de buscar una zona de sombra, pero no le dio importancia y menos se percató que había estado tan cerca del peligro. "Volví a nacer, porque si llego a pisar justo ahí, ahora estaba dando malvas", bromeaba, mientras los curiosos preguntaban qué le había pasado ao Laxeiro -como es conocido este ganadero de Botos-. "Esto no puede estar así, porque si cae una persona mayor, no hay forma de encontrarla", insistía Otero. Los animales cayeron al pozo anteayer y su dueño no los echó de menos hasta la mañana de ayer, pero fueron otras personas las que escucharon el mugido de uno de ellos y se percataron de que algo ocurría. Sobre las 10.00 horas se desplazaron a Sestelo personal de Protección Civil de Lalín; el concejal de Rural, Miguel Medela, y más tarde efectivos del parque de bomberos, de la Guardia Civil y del Seprona. Tras montar el operativo de seguridad, uno de los bomberos descendió al pozo para atar a uno de los terneros, que fue izado con vida y su dueño lo llevó correteando a casa. El otro animal -ambos de algo más de un mes de vida y unos 100 kilos de peso cada uno- ya estaba muerto y posiblemente quedase sin vida anteayer a consecuencia del brutal golpe. Los servicios de emergencias y fuerzas de seguridad tuvieron ayer una dura tarea en un operativo que se extendió durante una dos horas.