La llegada del verano y el fin del curso académico no son los únicos indicadores de que comienzan las vacaciones para los niños de Silleda. En los últimos 28 años que lleva celebrándose, la Romaría do Rapaz se ha convertido en la fecha que marcan en el calendario los más pequeños, no solo de esta localidad, sino de la comarca dezana, para dar el inicio a la época estival. Y que mejor comienzo que una jornada de convivencia y diversión como la que disfrutaron en el día de ayer, en la que el entorno del santuario de A Saleta, en la parroquia de Siador, se convirtió en escenario.

Aunque la afluencia con respecto a años anteriores disminuyó levemente, en el hermoso lugar se congregaron centenares de personas, donde tanto pequeños como mayores pudieron disfrutar de las diversas iniciativas impulsadas por los organizadores, entre los que se encuentra el propio Concello. La explanada se convirtió en un auténtico parque de atracciones en el que no faltaron, hinchables, talleres para elaborar abanicos, chapas o jabones, o espectáculos de todo tipo.

En esta edición el protagonista, con permiso de los niños, ha sido el planeta tierra y los países que lo conforman, de esta manera, el recinto fue divido en cinco, los continentes del mundo. En cada continente se han puesto en marcha multitud de actividades de diferente índole. Para los más arriesgados, la organización estableció una tirolina que cruzaba el espacio natural donde a mediodía se realizó una comilona. Además, los pequeños se pudieron poner a prueba con el rocódromo, con un circuito de bicicletas que recorría el lugar o asimismo adentrarse en la bola de plástico gigante que rodaba por una de las fincas cercanas.

Los que prefirieron no arriesgar su integridad, pero si dar cancha a sus capacidades físicas e intelectuales, pudieron disfrutar de diferentes lugares en los que era posible jugar varias partidas de ajedrez simultáneas o celebrar encuentros de futbolín humano o minigolf. Asimismo en la zona de juego libre, los pequeños dieron rienda suelta a su imaginación con la edificación de megaconstrucciones con Kapla, pequeños bloques de madera.

A la par de todas estas actividades se sucedieron espectáculos durante toda la jornada. Un acto de cabezudos y zancudos amenizó buena parte de la mañana, a la vez que los mimos que se dedicaron a sacar sonrisas con gominolas y a entretener a los asistentes con malabares, todo ello antes de que la "Fanfarria Taquikardia" pusiera la música a la comida campestre celebrada en la carballeira. Asimismo, los encargados de los talleres en los que se podía aprender a hacer jabón natural, abanicos chinos, chapas o llaveros recalaron en organizaciones de animación como la melidense Xanela Ocio o la lalinense Eduvía,

Como todos los años, uno de los actos más revolucionarios del evento, fue el clásico desfile, en el que los niños hicieron de improvisados top models ataviados con diseños realizados con material reciclado. Además de todas estas actividades, los organizadores del evento proyectaron un documental sobre la historia y la evolución del festejo en todas sus ediciones.