Ya van nueve ediciones del Día Internacional da Música, que organizan la Banda de Música Municipal de Silleda y la Escola de Música siempre a mediados de junio y como una especie de cierre del curso escolar. El rock, el jazz, los ritmos africanos y la música de Sudamérica fueron los estilos escogidos en años anteriores para que niños y mayores pudiesen descubrir, o redescubrir, otras culturas. Ayer fue el turno del fado, la música portuguesa por excelencia y que, en la mayoría de los casos, canta a la nostalgia y la frustración.

Y hablar de fado es hablar de María do Ceo. La artista, que durante la madrugada había actuado en Lalín, se desplazó ayer a la Carballeira das Pedrosas para participar a media tarde en un concierto junto a la banda de música trasdezana, acostumbrada, por otra parte, a hacer fusiones de diversos estilos para deleite de sus aficionados. Pero la actuación de María do Ceo no fue el único reclamo de la jornada, ni mucho menos.

A media mañana arrancaba un pasacalles por Silleda con el grupo etnográfico Areosa (de la localidad del mismo nombre en Viana do Castelo), que haría otro pase a última hora de la tarde. Esta formación se encarga de recuperar las tradiciones de este enclave luso, y hoy participa en el recorrido del tradicional Carro do Pinheiro, en Areosa. La jornada de mañana se completó con otra actuación de música portuguesa, la que ofreció la Orquesta Popular Sopro de Cordas, también de Viana do Castelo.

Además de estas sesiones musicales, ya desde media mañana se organizaron talleres y juegos tradicionales para niños. En horario de tarde tuvo lugar una audición de la Escola de Música y una merienda a cargo de la ANPA Musiquiños. Por la noche, los vecinos pudieron tomar parte en una cena e San Xoán, que culminó con el espectáculo de fogata y conjuro de la queimada Arde a carballeira. El dúo Punto Zero se encargó de amenizar la verbena hasta bien entrada la madrugada.