Cestola na Cachola es una singular cooperativa nacida en Lalín, pero con vocación autonómica. Tres socias-trabajadoras con experiencia en los campos de la pintura, la ilustración, el muralismo, la educación para el desarrollo y el asesoramiento cooperativo forman esta iniciativa que el pasado jueves mostró parte de su colección de ropa ecológica durante la presentación de la programación de Centro da Vila. Raquel Doallo Álvarez es una de las tres fundadoras de la cooperativa Cestola na Cachola.
-¿Cómo nace la idea de una cooperativa social y solidaria?
-Somos dos mujeres y un hombre en la cooperativa, que buscábamos seguir haciendo lo que nos gustaba porque yo, realmente, trabajé durante todos estos años en el sector social aplicando mis conocimientos de economía. Mis compañeros son muralistas, pero queríamos dignificar tanto el sector social como el cultural. Decidimos fortalecer nuestros trabajos anteriores y hacerlo de manera conjunta. Vimos que la cooperativa era la forma jurídica que mejor podía encajar en la idea. Fue un poco un proyecto de prueba para seguir haciendo lo que nos gustaba y, también, unir la economía y la pintura. Tú sales de la facultad y no sabes lo qué vas a hacer, y tampoco conoces las herramientas. La cooperativa te permite mucha flexibilidad.
-¿En qué consiste la economía social? ¿Es algo novedoso?
-La economía social es una forma de distribuir los recursos que hay de la mejor manera posible. La economía social piensa que la economía tiene que estar al servicio de las personas porque entiende que la economía capitalista convencional no lo hace. Si le ponemos la coletilla de solidaria, la economía social sigue unos principios que es en donde se enmarca nuestra cooperativa, y que tienen que ver con el respeto al medio ambiente, con respecto a la dignidad laboral de las personas que trabajan en las empresas, con el compromiso con el entorno en el sentido de apostar primero por una empresa local antes que por una empresa de fuera, y un poco no sólo trabajar en el sentido del economicismo, que también, pero hacerlo sin ánimo de lucro. Y esto me gustaría aclararlo porque eso no significa no cobrar por tu trabajo, si no que una vez que llegues a cubrir tus necesidades, en nuestro caso un salario digno, los beneficios a mayores que existan se distribuyen en la entrada de una nueva persona en la cooperativa o fortalecemos el proyecto en otra área. En nuestro caso, nos gusta utilizarlos en nuestra línea de ropa ética, que es la menos viable pero es por la queremos apostar para que exista.
-¿Y esa economía social puede convivir dentro de lo que es el sistema capitalista actual?
-Hay muchas más cooperativas de las que pensamos, pero hay un conflicto porque hay unos principios diferentes y tú tienes que buscar ese equilibrio. El purismo no existe para todo. Sí que se convive, y ciertas opciones capitalistas, sobre todo de pequeña escala, si ven a la economía social pueden querer transformarse. No es sólo molestar, sino hacer red y hacerse más fuerte. Se busca transformar la economía capitalista porque nosotros pensamos que no sirve. Personalmente, pienso que el capitalismo acabó con muchas opciones de elegir. La mayoría de las empresas que se están creando son pequeñas, y la economía social permite cierta flexibilidad al respecto.
-¿Ayuda el haberse instalado en una comarca con la dezana, con tanto arraigo cooperativista?
-Tenemos la sede social en Lalín pero no tenemos una sede física abierta, somos de ámbito gallego y nos movemos por toda Galicia porque mis compañeros viven en Santiago. Aquí hay una tradición de cooperativas agrarias, sobre todo, no somos un sector que enganche en la actividad diaria con el tipo de cooperativas que abundan por aquí. Nosotros también pensamos que hay ciertas cooperativas que no siempre siguen los principios cooperativos. Sí que ayuda, porque a la gente le suena lo que es una cooperativa, pero hay muchos tipos porque no es lo mismo una cooperativa de consumo que una cooperativa agraria o nosotros, que queremos que la empresa nos ofrezca un trabajo, pero sí ayuda, claro.
