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Una pepita de oro en tierra estradense

María López de la Calle recibe la insignia de oro del Colegio de Ingenieros Agrícolas

La ingeniera María López de la Calle, en el laboratorio.

Hay profesores que dejan huella en sus alumnos. A veces esta va más allá de un recuerdo que se evoca con respeto, cariño y cierto halo de nostalgia, convirtiéndose en un impacto más trascendental. La profesora estradense Loli Castro avivó en su pupila María López de la Calle una importante conciencia medioambiental y mucho cariño por el medio natural. Siempre estuvo ahí, pero su forma de transmitir sus enseñanzas lo potenciaron, hasta el punto de que María terminó conjugando esta faceta con su gusto por los estudios técnicos. La combinación la llevó a cursar Ingeniería Agrónoma. El éxito llegaría después, de la mano del talento y la dedicación. Esta joven de A Estrada recibió hace unos días la insignia de oro del Colegio de Ingenieros Agrícolas por su proyecto fin de carrera.

María López fue la mejor de su promoción. Su brillante expediente fue reconocido con el Premio Extraordinario Fin de Carrera, una noticia que le llegó en junio del pasado año. Mientras realizaba sus estudios en la facultad de Lugo comenzó a colaborar con uno de los departamentos de la universidad. Fue así como surgió la elección del que sería su proyecto fin de carrera: el estudio de la dinámica de mineralización de un abono organomineral, obtenido a partir de lodos de depuradora por un proceso muy innovador.

El cometido de esta ingeniera estradense fue comprobar cómo funcionaba este abono, tratando de concluir el valor agronómico de este producto. Para ello, María se llevó al laboratorio suelo de distintas zonas de España, comprobando la incidencia del abono en tierras tan distintas y distantes como las de Galicia y Palencia, por ejemplo.

Durante el análisis atendió a cuestiones como la capacidad biológica y la dinámica de mineralización. Las pruebas realizadas durante el estudio le llevaron a concluir que este abono reportaba importantes beneficios, a corto y largo plazo. Explicó que estos lodos reportaban a la tierra una materia orgánica muy buena a largo plazo, mientras que sus propiedades minerales terminan convirtiéndose a corto plazo en una interesante comida para las plantas, por decirlo simple y llanamente. Esta experta explicó que pudo comprobar que este abono liberaba nutrientes lentamente y aportaba otros beneficios al suelo, como la retención del agua o la capacidad de evitar la erosión, además se ser un producto que cumple con la legislación en materia de metales pesados.

Además de terminar la carrera con la mejor nota de su promoción, esta estradense logró el reconocimiento público del Colegio de Ingenieros Agrícolas por la investigación realizada, toda una satisfacción y recompensa al esfuerzo que podrá recordar siempre que mire la insignia de oro que le fue entregada en un acto celebrado hace un par de semanas.

Durante sus años de carrera, esta vecina de A Estrada a la que los estudios han hecho afincarse en Lugo participó en el proyecto Mentoring. Este programa selecciona alumnos y los pone en contacto con grandes empresarios que terminan convirtiéndose en sus mentores. Se trata de acercar el mundo empresarial a los titulados de los últimos años. María está mentorizada por el decano del Colegio Gallego de Ingenieros Agrónomos -no ha de confundirse con el Colegio de Ingenieros Agrícolas-, Pedro Calasa.

Inquieta y ávida por aprender más de un campo que le apasiona, la estradense María López de la Calle continúa entre libros. Ahora se encuentra realizando un máster y trabaja como becaria en un departamento universitario. No sabe hacia dónde se encaminarán finalmente sus pasos profesionales. Reconoce que le gusta la investigación, aunque asume que es este un terreno complicado. Ella lo abona cada día con muchas horas de trabajo y estudio, junto a un talento que ya recogió sus primeros frutos.

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