El gobierno de Lalín impulsará un ambicioso programa para convertir al núcleo urbano en un espacio libre de barreras arquitectónicas y donde los problemas de movilidad queden atajados en el plazo máximo de dos años. Este es el tiempo que se marca el Concello para acometer unas obras a las que destinará unos 150.000 euros. Una parte serán acometidas por personal municipal y otra por las empresas a las que se le adjudicarán distintos trabajos. El alcalde, Rafael Cuiña, señaló ayer en la presentación del proyecto que el objetivo pasa por que Lalín sea "referencia absoluta de las villas medias en accesibilidad y movilidad".

Los concejales de Urbanismo, Nicolás González Casares, y de Obras, Francisco Vilariño, concretaron algunos de los detalles de un proyecto en el que colaboró el representante del colectivo Working Wheels Álex Ferradás. Este deportista discapacitado fue el encargado de testar el núcleo urbano para, junto con los técnicos municipales, continuar con unas actuaciones que ya se vinieron desarrollando en los últimos meses. Algunas de ellas consistieron en rebajar aceras o habilitar plazas de aparcamiento para minusválidos, pero la intervención que se pondrá en marcha durante dos años es integral.

Casares explicó que para llevar a cabo el proyecto será necesario que las administraciones titulares de carreteras de la periferia autoricen estas obras o permitan al Concello hacerse cargo de ellas. En este sentido reconoce que este puede ser un inconveniente, por las experiencias previas en contactos con otros organismos públicos como Fomento, Xunta o Diputación, cuyas tramitaciones se están demorando demasiado. Además de contribuir a que los problemas de movilidad queden erradicados, el concejal recalcó que con la supresión de barreras no solo se beneficia a personas con discapacidad, sino también a los mayores o a las familias que pasean carros de bebés, que siguen padeciendo en algunos casos un urbanismo histórico -no tanto en los últimos años- en los que no se tenía en consideración una óptima movilidad.

Vilariño, por su parte, destacó que este proyecto responde a una forma diferenciada de hacer política y que el gobierno local no descarta acceder a ayudas públicas para financiar estas obras. En caso contrario los fondos están garantizados de recursos propios. El responsable de Obras dijo que el Concello está siendo muy riguroso en la concesión de nuevas licencias para que cumplan escrupulosamente con la normativa de accesibilidad, una vez que el 12% de la población padece algún tipo de discapacidad. Los tres ediles agradecieron el trabajo desempeñado por Ferradás e insistieron en que el plan de movilidad es un documento vivo, abierto a la participación de los ciudadanos que, con sus sugerencias, podrán enriquecerlo.

En lo que respecta a antiguos locales de comercios u hostelería, el Concello será flexible pues una aplicación rotunda de la normativa podría condicionar la actividad de muchos negocios. Casares dijo que es evidente que hay muchos con accesos en escalera o por debajo la línea de la calle.