La organización Unións Agrarias estudia la posibilidad de reclamar a través de los juzgados una compensación al Tecor de Dozón por los daños del jabalí que se están produciendo en los últimos meses tanto en praderíos como en tierras de cultivo. El responsable de Desenvolvemento Rural de este sindicato, Jacobo Feijoo, señala que a pesar de que en los últimos tres años a nivel general se produjo un descenso de la notificación de daños en la provincia, "éstos tienden a concentrarse en zonas calientes, como ocurre con el municipio de Dozón, donde hay que concentrar los esfuerzos de una gestión conjunta" entre la administración y las sociedades de caza.

Desde la Xunta se sigue un protocolo para la gestión de daños, que pasa por disuadir los animales primero con perros atrelados y después con ellos sueltos. Si aún así persisten los daños, entonces se autorizan acciones de caza. Feijoo explica que se puede pasar directamente a las batidas cuando se dan circunstancias como las de Dozón y por extensión en toda la comarca dezana, "en la que el monte y los cultivos no están separados entre sí, sino que se mezclan, con lo que la disuasión con perros atrelados no funciona". Al mezclarse el monte con las tierras de producción, lo único que se consigue es que las manadas de jabalíes se desplacen a un refugio cercano mientras dura la intervención, de modo que acaban volviendo a los campos en busca de alimento.

Unións Agrarias ya presentó a finales de abril ante la Consellería de Medio Ambiente un informe de daños en cultivos de Dozón y otras zonas de Deza, como la localidad lalinense de A Veiga. Se mantuvo un encuentro de la comisión de control de daños pero de momento no se produjeron avances, mientras los ganaderos tienen que enfrentarse a la siembra de un maíz que posiblemente no llegue ni a nacer por la acción del jabalí. Es más, la elaboración de silo también nota sus efectos: al segar la hierba, la tierra que revolvió el cerdo salvaje se mezcla con el alimento para el ganado, lo que reduce mucho su calidad.