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César Gómez Buxán: "No se le puede decir al que encuentra una mámoa en su terreno que no la toque"

"El problema de la comarca de Deza es que hay demasiado patrimonio, no se da solucionado su catalogación"

César Gómez Buxán, con uno de sus bonsais, en la biblioteca de su casa. // Bernabé/Javier Lalín

-¿Cree que la puesta en valor del patrimonio podía pesar un incentivo al turismo dezano?

-Pienso que sí. De todas formas, dudo mucho que el turismo habitual busque petroglifos. Uno se va a Madrid y puede hacer turismo cultural, pero aquí no hay nada comparable en clave prehistórica. Desde luego que hay que estudiarlo, catalogarlo y, por supuesto, publicarlo, porque habrá gente a la que le interese, pero debe ir unido a otras variables. La gente joven lo valora más que sus padres, curiosamente. No hay que olvidar que aquí había una cultura de la reutilización, con sarcófagos de piedra utilizados como abrevaderos, casonas deshechas piedra por piedra y demás. Personalmente, pienso que cuando Daniel González Alén escribió su historia sobre la comarca fue un revulsivo.

-¿Continúa con su afición de coleccionar bonsais?

-Yo siempre digo que no tengo ningún bonsai, sólo proyectos. Para mi es una manera de relajarme y tomarme la vida con otra filosofía. Es un trabajo, sobre todo cuanto tienes la manía de acumular y tenerlos todos los que se puedan.

-Sin embargo, hay detractores que dicen que son una alteración de la naturaleza intolerable.

-Los setos también se podan. A los bonsais se intenta cuidarlos lo mejor que se puede. Tienen toda la energía que puede tener un árbol, y también se reproducen, porque es una premisa de la vida. Incluso viven más que los propios árboles. En España lo de los bonsais es muy reciente, a partir de los años 70. En Japón hay árboles que llevan en forma de bonsais unos cuatrocientos años, como pinos que en el naturaleza pueden vivir unos doscientos o poco más.

-¿Vale cualquiera como coleccionista de bonsais?

-Es cuestión de paciencia y de saber acomodarse al ritmo de la naturaleza, y no tanto de sensibilidad. La idea generalizada es ponerlos en casa, y eso es un error porque normalmente deben de estar fuera porque sólo los tropicales suelen ser de interior.

Nacido en San Sebastián, César Gómez Buxán se vino para Deza con apenas seis años. Funcionario en el centro de salud de Lalín, este enamorado de la cultura estudia la licenciatura de Historia en la UNED como complemento a su pasión por la heráldica y la genealogía. Gómez Buxán es autor de numerosos artículos sobre la historia de la comarca dezana, siendo coautor de libros como Pazos y moradas hidalgas de Deza, publicado por la Deputación de Pontevedra en 2005.

-¿No echa de menos haber ejercido la biología, disciplina en la posee una licenciatura?

-La verdad es que lo de no haberme dedicado nunca a ello fue algo que sucedió por accidente. Desde pequeño siempre me gustaron las plantas y los animales, pero también la historia, y cuando llegó el momento de decidir qué estudiar un tío de mi madre dijo que eso de la historia no tenía salida ninguna, y fue cuando me metí a hacer biología. La verdad es que nunca se me pasó por la cabeza dedicarme a ello porque estoy bien trabajando en el ambulatorio de Lalín.

-Ahora que, por fin, está cumpliendo su deseo de estudiar Historia, ¿qué especialidad le gusta más?

-Lo mío es la Edad Moderna, en concreto desde la Edad Media hasta nuestros días. Centrándome sobre todo tanto en Galicia como en la comarca de Deza, por supuesto. Lo malo es que, por el momento, sobre esto último todavía no hay especialidad.

-¿Qué aspecto de la disciplina es el que más le atrae ahora?

-Realmente, yo empecé y me sigo dedicando a la heráldica y a la genealogía. Después, en cuanto a épocas anteriores como la prehistoria, también me interesa, pero aunque en el Renacimiento se decía que había hombres que sabían de todo, hoy en día es imposible. También me interesan la historia contemporánea y lo cercano. Pero lo que más me gusta es el estudio de los escudos de armas en piedra, como lo que eran y lo que representaban en la historia de los pazos o casas de sus propietarios.

-¿Queda todavía mucho por estudiar en la heráldica y la genealogía de las tierras de Deza?

-Lo que hay es lo que se hizo últimamente sobre heráldica y genealogía desde que trabajamos en ello Francisco Rubia y yo, sobre todo en el tema de los pazos y de las casas hidalgas, de los que hay muchos y buenos ejemplos en esta zona. Desde que salió el inventario de la Asociación de Amigos dos Pazos se empezó pero todavía queda por hacer mucho en el tema.

-¿Se hace necesario inventariar los linajes dezanos? ¿qué interés tendría para los vecinos, en general, un trabajo como ese?

-Es una manera de proteger el patrimonio también. Realmente, los escudos en piedra están protegidos porque no se pueden ni cambiar ni tocar sin permiso de Patrimonio. Yo lo considero una forma de historia. Hay quienes te recuerdan que esos hidalgos y señores sometían a los pobres, y es verdad, pero yo en eso no entro. También hay que pensar una cosa que es importante: Todos los hijos ilustres de la comarca de Deza vienen de pazos y de familias hidalgas. Porque podían, evidentemente, pero podía haber gente con valía en estamentos más bajos pero no tenían medios. Estoy hablando de Ramón María Aller, Joaquín Loriga e incluso el Matemático Rodríguez, que procedía de una familia de escribanos y de posibles. También sirve para estudiar la propiedad de la tierra en aquellos tiempos, cómo fue pasando hacia los labradores, etcétera. Se trata de estudiar la genealogía como explicación de una forma de vida en un momento histórico determinado y en un sitio concreto.

-¿En qué está trabajando ahora?

-Ahora estoy trabajando en lo que es el catastro del Marqués de la Ensenada en la comarca de Deza. Estoy trabajando en interrogatorios orientados a unificar los impuestos en aquella época, y espero que en poco tiempo pueda sacar algo en forma de librito. Es curioso, porque en esos interrogatorios aparecen desde molinos, oficios como arrieros o carpinteros, lo que se le pagaba a los grandes nobles como pasaba aquí con el Conde de Lemos. Es un trabajo del siglo XVIII y a mi me está encantando.

-¿Es difícil recopilar información para realizar trabajos así?

-Antes era más complicado. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías y la digitalización de los archivos que todavía lleva a cabo por el ministerio, se pueden consultar muchas cosas a través de internet. Antes había que ir allí, y todavía hay muchos archivos en los que es necesario desplazarse, por ejemplo, a sitios como Pontevedra, donde está gran parte de la documentación de la comarca de Deza, en el Archivo Histórico Provincial. También en la ciudad de Lugo están los libros parroquiales, si quieres buscar información sobre los antepasados.

-Cuando oye hablar de poner en valor el patrimonio histórico de Deza, ¿qué es lo que piensa?

-Hace años que vengo diciendo que el problema de Deza es que hay demasiado patrimonio, y no se da solucionado. Si hubiera menos patrimonio sería mucho más deseado y mucho más valorado. Aunque no quede bien decirlo, tampoco se puede intentar darle valor al patrimonio diciéndole a la gente que encuentra una mámoa en su terreno que no la toque. El propietario paga impuestos por su terreno y, sin embargo, no puede hacer nada en él. El problema es que en términos arquitectónicos son más fáciles de ver las iglesias o los pazos que los petroglifos. Hay más material de la Edad Media hacia adelante que hacia atrás.

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