-¿Contento con el resultado de su libro sobre su abuelo?

-Me siento muy orgulloso de ser su nieto, hasta el punto de querer un libro como el que todavía está en la imprenta. En realidad, siento orgullo por las dos familias a las que pertenezco, los Pereiro y los Lázara. Hay que tener en cuenta que mi abuelo fue el gran impulsor de la economía de la zona de Silleda. Cuando en los años 20 llevó la luz al pueblo fue la solución para las empresas que entonces había en Trasdeza. Fue un hombre extraordinario que también abrió el primer bar, el primer molino eléctrico y el primer aserrado eléctrico del pueblo.

-¿Qué recuerdos tiene de él?

-Yo lo conocí con cuatro años porque era mi padrino. Fue un visionario, que atisbó el negocio y el futuro donde nadie lo veía. Fue un adelantado a su tiempo. Sí tengo que decir que era un hombre poco afable. Lo recuerdo sentado en el despacho, me daba un beso y, después, me regalaba un puñado de cosas que me hacían muy feliz.

-¿Qué le parece la idea de que se le diera su nombre una calle Perfecto Pereiro Castro en Silleda?

-Recuerdo que Cachita había solicitado que le pusieran el nombre a la calle. Lo cierto es que la familia no exigimos nada, pero el Concello quiere editar el libro sobre él para que se vea la labor que hizo en Silleda. Incluso hay gente de mi edad que lo desconocía, y gracias a mis artículos en FARO DE VIGO supieron quién era.

-¿Qué le cuenta a sus hijos sobre la vida de su bisabuelo?

-Todo lo que escribo sobre él se lo paso a ellos también. Mi hija me llegó a decir que es evidente de que se trata de alguien importante, y no concibe que no tenga ni una plaza en el pueblo.

-Con todo ese bagaje familiar, y a usted no se le dio por hacerse emprendedor, ¿verdad?

-Los Lázara también son muy trabajadores, pero sí, es cierto, yo salí por otro camino, y me dediqué a la enseñanza, que es lo que realmente siempre me gustó y me llenó. De todas formas, y aunque me han recibido muy bien en Santander, yo soy de los que siempre digo que como la gente de mi tierra , y Silleda, no hay ninguna.