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El hombre que cavó su propia tumba

Un estradense construye el lugar en el que quiere depositar sus cenizas a falta de un cementerio laico en Tabeirós - Desde hace años tiene ya la lápida con su nombre

Manuel Vilas Sanmartín, ayer, junto a la lápida que lleva su nombre. // Bernabé/Luismy

Manuel Vilas Sanmartín acude casi todos los días a una finca de su propiedad en la parroquia estradense de Tabeirós, muy próxima a su residencia. Allí disfruta de sus árboles -se declara un gran amante de la naturaleza- y de un palomar de piedra, junto a otros elementos que él mismo ha construido. Hasta aquí todo normal. Lo sorprendente de estos paseos es que Manuel pasa con absoluta despreocupación y la naturalidad que le es propia a lo cotidiano por delante de una lápida que lleva grabada su nombre.

Hace cinco años que este estradense tomó la decisión de construir, con sus propias manos, el lugar en el que le gustaría dormir el sueño eterno. Explica que lo hace como alternativa a la carencia de un cementerio laico en Tabeirós, en cuyo camposanto tiene un panteón su familia. Manuel acudió al notario y dejó por escrito que el día que llegue su hora desea ser incinerado y que sus restos sean depositados en una pirámide de piedra que construyó junto a la pared en la que ya colocó su propia lápida.

Cree este vecino de Tabeirós que no debería tener ningún problema ni precisar permiso alguno para que su voluntad se cumpla cuando él ya no esté, subrayando que cualquiera podría tener las cenizas de sus seres queridos en su casa.

"Creo en la naturaleza. La madre naturaleza está por encima de todo", responde este estradense cuando se le pregunta si es un hombre de fe. Insiste en que cree en lo que ve, "y en lo que no veo pero puedo imaginar". "Respeto las ideas de todos", apuntó también este ciudadano, que seguidamente recalca que simplemente desea que su última morada sea laica y que pueda ser de su propiedad. En este sentido, relata que su abuelo tenía un documento en el que se indica que el terreno del panteón se le otorga "por limosna", de manera que apunta a que nada impediría que en algún momento se pudiese perder esta propiedad.

Con su decisión de descansar para la eternidad en este lugar de Tabeirós tomada, Manuel Vilas asegura que no le impresiona ver una lápida con su nombre. Reconoce que no siente lo mismo que cuando acude a visitar, por ejemplo, las tumbas de sus padres. Le resta toda importancia, aun cuando se le insiste en que no es, precisamente, habitual que uno se construya su propia tumba -por así llamarla- y, mucho menos, que llegue a ver escrito su nombre en una lápida.

Este vecino de Tabeirós recorrió los cinco continentes. Aunque asegura tenerlo todo preparado para su último viaje, Manuel no tiene, ni mucho menos, prisa alguna. Este año cumplirá 71 años.

Junto a la lápida que lleva su nombre, otra inscripción en piedra recoge la expresión "evolución cósmica". "Estamos en evolución continua", sostiene cuando se le pregunta. En la pirámide hueca en cuyo interior tiene previsto que algún día se depositen sus cenizas puede leerse "ecolóxico" y "demócrata", casi a modo de epitafio.

Este septuagenario de Tabeirós goza de buena salud. "De momento estamos bien", apunta. Aunque pasee por delante de su propia lápida, este estradense bromea con que "hay tiempo para ir".

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