La moción que se aprobará mañana en el pleno para "promover la libertad de conciencia y la no confesionalidad institucional ha generado una notable controversia social desde que el gobierno lalinense la anunció, el pasado fin de semana. La iniciativa con la que quiere "otorgarle a las instituciones de carácter público la calidad de aconfesionales fue respondida por la Iglesia, no tanto por su alcance, sino por el hecho de considerar la moción como "innecesaria" o "surrealista". Para aplacar los ánimos con la institución católica el alcalde, Rafael Cuiña, mantuvo ayer una reunión con el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, a quien le explicó de primera mano el alcance de la medida. También por la mañana conversó con el responsable de la Diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza; y esta semana recibió en su despacho al párroco de Lalín, Manuel Salgado.

El alcalde valora el resultado de estas reuniones pues entiende que sirvieron para clarificar que de la declaración de aconfesionalidad no pasa por abrir una guerra con la Iglesia católica. "Solo queremos que se respete el mandato constitucional. El obispo -de Lugo- dijo que entendía las razones, no que las compartiese y quedamos en que el Concello y la Iglesia seguiremos teniendo una magnífica relación". El obispado, una vez esté aprobada la iniciativa, hará pública su postura a través de un comunicado. Monseñor Carrasco ya tenía información acerca del alcance de la iniciativa.

Cuiña se desmarca

Rafael Cuiña admitió ayer que su partido -Compromiso por Galicia- no hubiese presentado esta moción, pero respeta y en cierta medida comparte los planteamientos de A Plataforma Aberta Cidadá (APAC) que motivaron su registro. "Hay un pacto de gobierno que hay que respetar", dijo, y lamentó que en este asunto se tratase de sacar réditos políticos. Sostiene que la aconfesionalidad de los estados fue respaldada por el Papa Francisco, cuestión refrendada en una conversación con el obispo de Tui-Vigo. "Quinteiro entendió que la moción no dice nada del otro mundo y me autorizó a indicar en público que era consciente que él, también en calidad de alcalde, no pretendía abrir una batalla contra la Iglesia". Cuiña admitió que esta decisión puede traer polémica, pero reprobó que la oposición tratase de distorsionar los fundamentos reales de la moción. "Dicen que seguiré yendo a las procesiones, que no me gustan especialmente pues me siento más cómodo en una misa, por interés político. Si voy a actos religiosos es porque soy cristiano y me siento respetado por la Iglesia". Todos los ediles de su partido votarán en pleno a favor de la propuesta.