Sus lentas y estudiadas oscilaciones hacían que más de un visitante de la Feira da Enerxía se quedase estupefacto viendo cómo se desplegaba esta peculiar placa solar, inventada en Austria y que en España se comercializa a través de la empresa Smartflower Iberia, de Madrid. Julio Roldán, el director técnico de la empresa, explica que este sistema tiene forma de una flor, de un girasol que funciona "como un seguidor astronómico que sigue al sol desde el nacimiento al ocaso y que comparado con un panel fijo da un 40% más de rendimiento".

De hecho, el invento se conoce con el nombre de "girasol inteligente", aunque la colocación de las placas también recuerdan a un abanico. Debe estar siempre orientado al sur para aprovechar toda la energía solar posible y precisa una superficie de unos 25 metros cuadrados, cuando un panel fijo ocupa en torno a 40. Es decir, esta particular hoja de girasol gigante puede instalarse en el jardín de cualquier casa y estar funcionando ya en un plazo de 4 ó 5 horas. "En Madrid produce entre 13 y 14 kilovatios al día, que es una cifra exagerada", indica Roldán, que asegura que con esta nueva energía se ofrece a una vivienda 220 voltios, listos para conectar a la red eléctrica de la vivienda, en la que además apenas hay que realizar cambios para adaptarla a este sistema.

Aunque la central de ventas de este invento está en Madrid, se dispone de dos distribuidoras en Galicia. El girasol inteligente "funciona igual con lluvia", explica Roldán, y se repliega de forma automática ante cualquier amenaza de un huracán. Su precio es de 12.900 euros, a los que hay que añadir otros 1.500 que cubrirán los gastos de transporte y de financiación.

El girasol inteligente no es el único reclamo ante expertos y turistas. Aunque buena parte de los stands de la Feira da Enerxía están vinculados con la producción de pellets y la biomasa, también es importante la energía para el transporte. De hecho, hoy el Inega llevará a cabo una jornada sobre movilidad sostenible, centrándose en la movilidad eléctrica como elemento clave para la estrategia de vehículos alternativos en España, amén de la movilidad con hidrógeno o el gas natural. La Consultoría L.A., de Vilalba, es uno de los ejemplos de la apuesta por la movilidad urbana con vehículos eléctricos. El joven Luis Pena montó esta empresa en 2011, que inicialmente funcionó solo como consultora y que ahora vende monopatines y otros juguetes eléctricos, amén de cuadriciclos y otros vehículos vinculados a la movilidad urbana y que, en muchos casos, suplirán a las sillas de ruedas o facilitarán los traslados por las grandes ciudades. Pena explica que las demandas de los clientes varían según la ubicación de éstos, "puesto que en las aldeas cogen vehículos más potentes y en la ciudad se opta por sistemas que permitan ser desplegados".

Estos vehículos llevan una batería y un motor eléctrico y se cargan sin problema en cualquier enchufe de casa, pues precisan una potencia de 230 kilowattios. Los juguetes que ofrece, como monopatines o bicicletas, precisan estar cargando unas cinco horas, para tener otras dos de autonomía. En cuanto a los vehículos de velocidad reducida, cargan unas 8 horas para desplazarse entre 20 y 25 kilómetros. Su precio oscila entre los 1.300 y los 5.500 euros.

Los stands contaron además con la visita de usuarios de Aspadeza y de más de 250 alumnos de Primaria, que acudieron a varios talleres para aprender sobre el uso eficiente de distintas fuentes de energía. En concreto, asistieron chavales del CEIP de Silleda y de Oca, del Manuel Rivero, el Xesús Golmar y del Pío Cabanillas.