La concejala de Medio Ambiente de Lalín, Celia Alonso, ve esencial un "cambio de hábitos" entre la ciudadanía para acabar con los vertederos incontrolados o prácticas a erradicar por su escasa conciencia cívica. Pero mientras, el Concello extremará la vigilancia para atajar todo tipo de acopios de desperdicios ilegales, más fáciles de detectar en el núcleo urbano, pero mucho más complicados de localizar o incluso de fomentar un cambio de costumbres en el rural.

Presión y medidas coercitivas son algunas de las medidas que se intensificarán por parte de la concejalía de Medio Ambiente para evitar episodios como que algunos de los acopios ilegales con materiales tóxicos y altamente contaminantes se produzcan, incluso, a escasos metros del punto limpio. En la instalación municipal, que gestiona una empresa privada y situada en el parque empresarial Lalín 2000, aparecen con demasiada frecuencia. No se trata de útiles que puedan ser abandonados por vecinos, sino en muchas ocasiones son restos de obras que Alonso cree que se tratan de trabajos particulares y entre los que pueden verse uralita, un material que contiene amianto y altamente contaminante. Si bien el punto limpio dispone ya de una cámara de seguridad, el Concello colocará ahora señales de advertencia de que existe un mecanismo de vídeovigilancia para localizar a posibles infractores.

En el polígono también se está informando a los empresarios de la necesidad de realizar correctamente la separación de residuos y, sobre todo entregar a gestores autorizados aquellos que estén obligados tanto por leyes supramunicipales como por la ordenanza de medio ambiente del ayuntamiento. Celia Alonso añade que en el caso de las obras particulares el Concello ya cuenta con un boletín en el que, al comienzo de una obra que genere residuos de construcción y demolición, se detallan las obligaciones del gestor, tanto para el transporte de estos desechos como su posterior tratamiento. Es de obligado cumplimiento en la concesión de estas licencias de obra. El vertido de residuos está penalizado en la ordenanza municipal con sanciones de hasta 3.000 euros y para erradicar estas prácticas ilegales el Concello intensificará la vigilancia y comenzará a sancionar cualquier actuación que contravenga la normativa.

Por otro lado, Alonso avisa que las multas impuestas por la Policía Local por conductas incívicas como orinar en la calle han despertado la atención de algunos vecinos, que se han puesto en contacto con el ayuntamiento para alertar de otros casos. Lo mismo ocurre con la presencia de perros en zonas prohibidas o los excrementos de animales de compañía en la calle.