-¿Qué es lo que más le gusta de vivir en un lugar como Zobra?
-Quedamos pocos ya, y los que quedamos somos gente mayor porque la juventud se marchó a trabajar fuera. Siempre viví a gusto allí porque estuve toda la vida con la gente y conocí a muchas personas tanto por la taberna como con el taxi o con el reparto de la leche. Allí seguimos como la taberna de Zobra o la "casa de Taboada", que es como también nos conoce todo el mundo. Cada vez tenemos menos clientes y el día que nosotros no estemos ya no habrá ningún bar ni nada parecido en toda la parroquia. Ya digo que nos deberían de eliminar las tasas porque hay casas que generan mucha más basura que la nuestra, y yo pagó 50 euros mientras que una casa suele pagar 9 euros, por ejemplo, entre otras cosas.
-¿Cómo recuerda su breve experiencia política?
-Fui en una lista del Partido Popular, pero de suplente. Me lo pidieron y me gustó la idea. Fue la única vez que entré en una lista así. No soy afiliada al partido, pero sí soy simpatizante.
-¿Qué le pareció el cambio de gobierno en el ayuntamiento?
-Hay que darles tiempo porque es normal que haya un cambio. Soy de las que pienso que no siempre tienen que estar los mismos. Otra cosa es que el cambio sea para mejor o para peor. Eso sólo lo sabremos con el tiempo. Al alcalde lo conozco desde pequeño porque su padre era de casa de toda la vida. Siempre.
-¿Guarda buenos recuerdos de Xosé Cuiña, padre del actual regidor municipal lalinense?
-Muy buenos. En nuestra casa entraba y salía como si fuera uno más de la familia. Era un hombre que se pateaba el rural y era tan listo que veía venir las cosas antes que nadie. Ya digo que en nuestra casa siempre fue bien recibido porque era uno más. Su hijo está empezando y hay que esperar para ver si lo hace bien o mal. Por muy bien que lo haga ahora habrá que darle tiempo para ver cómo es en adelante como alcalde.
