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Sandra Carracedo y Esther Arias: "Quien observa y no para el acoso escolar también es responsable"

Imparten en dos institutos de A Estrada sesiones de prevención del bullying organizadas por Acrofam con apoyo del Concello

Sandra Carracedo y Esther Arias, ayer, en A Estrada. // Bernabé / V.Espiño

Esther Arias y Sandra Carracedo son dos investigadoras en violencia expertas en Pedagogía y Psicología e integrantes del grupo Saraiba. Dentro de ese grupo, junto con otras 5 investigadoras -Judith Velasco, Irene Quinteiro, Celtia Pampín, Raquel Monteserín y Bárbara González -en 2014 impulsaron el proyecto "Bule contra o bullying", que lograría una subvención de la Xunta para publicar material de prevención del acoso escolar. Desde entonces, con el material editado -guías para alumnos, padres y proesores- han implementado ese proyecto con sesiones formativas en los institutos Eduardo Pondal de Santiago y Dionisio Gamallo de Ribadeo. Este mes de marzo, la iniciativa recala en A Estrada de la mano de la Asociación para el Crecimiento y Orientación en Familia (Acrofam) con apoyo del Concello de A Estrada y, según destacó la responsable de Acrofam, Kim Llobet, gracias a la implicación de los departamentos de Orientación de los institutos Manuel García Barros y Número 1 de A Estrada, que dan continuidad así a un proyecto contra el acoso escolar iniciado ya el pasado año.

-¿Cómo ven a los estudiantes de A Estrada en materia de bullying?

-Se aprecia el trabajo previo. Están menos perdidos de lo que suelen estar alumnos que nunca hayan trabajado cuestiones relativas al acoso escolar como los tipos de violencia o los estereotipos. Aun así, ya con la primera actividad vimos que todavía es neceseario romper los estereotipos: el acosador es guapo y popular y la víctima todo lo contrario. Les hablamos de casos reales y ven que a menudo esos estereotipos no tienen nada que ver con la realidad. Hay que derribar estereoripos de género, de acoso homofóbico o por razón de sexo.

-¿Y cómo hacerlo?

-Surgen porque están interiorizados. Hay que romper con eso. El que es más fuerte puede ser la víctima. Muchas veces se asocia la violencia con pegar y hay que dejar claro que no. También hay violencia psicológica, relacional, cuyas consecuencias pueden ser incluso peores que las de la violencia física. Hay que diferenciar entre agresividad y violencia. Las conductas agresivas son instintivas y pueden producirse en situaciones de peligro, para salvar nuestra vida. La violencia se ejerce, a propósito y con un objetivo que no es la supervivencia. Hay que fijarse también si es algo puntual o no. Si se extiende en el tiempo.

-¿Qué constituye, por tanto, acoso escolar?

-Las conductas violentas entre alumnos que tienen la intención de dañar, son repetidas en el tiempo y están basadas en un desequilibrio de poder: psicológico, social, relacional... Ello provoca que uno pueda ser agresor o víctima. Puede haber humillaciones, violencia, cyberbullying, acoso tradicional relacional...

-Hablan de cyberbullying, ¿qué diferencias presenta respecto del acoso escolar tradicional?

-Las posibilidades que abre el mundo 3.0 son ilimitadas. El cyberbullying excede las aulas. Ahora es continuo y , con la red, no tiene límites. Entran personas que ni siquiera te conocen, te juzgan. No tienes ni que conocer a tu acosador. Ni ellos conocen tu modo de ser.

-Por tanto, alertan a los jóvenes del peligro de las redes sociales...

-Sí. Son muy peligrosas. No hay manera de pararlas. Algo que se vuelva viral puede perseguirte aunque te cambies de centro. Antes de colgar algo en la red hay que medir las consecuencias de ello. Pierdes el control de tu propia intimidad. Pero también hay responsabilidad en difundir algo. Esto también tiene consecuencias para quien lo hace. Hay que saber que también hay responsabilidad penal. Los medios los pone la familia y esta tiene que saber cuáles son los límites. Hasta los 14 años son los padres los responsables.

-¿Y cómo parar el bullying?

-Todos estamos implicados. Quien observa y no dice ni hace nada para parar el acoso escolar también es responsable. Es tan responsable como el que lo hace. En las sesiones intentamos que los jóvenes se responsabilicen del daño que sufre un compañero. El apoyo social legitima la conducta del agresor. Si le dicen algo para frenarle el choque puede ser tan grande -ante algo inesperado- que corte ese comportamiento. El acosador intenta aislar a la víctima. La hace más pequeña. Hay ideas preconcebidas latentes como que "si tú te metes vas a ser el siguiente". Los jóvenes son personas en crecimiento. Hay que ayudar a la víctima y también trabajar con el agresor. Si ves un caso de acoso, páralo o intervén. Piensa en las consecuencias. Y busca ayuda. En clase trabajamos con las guías para alumnos. Están disponibles en la web, igual que la de padres y profesores. Ayudan a saber qué hacer.

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