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Promueven una recogida de firmas para cambiar normas de la subasta de ganado

Ganaderos y transportistas pretenden eliminar la prerrogativa que permite a los tratantes dejar para el final los pagos de reses enfermas o con taras y poder renunciar a la compra

La subasta de ganado bovino se celebra los martes en el recinto ferial de Silleda. // Bernabé/Gutier

Eliminar la cláusula que permite a los compradores dejar para el final de la subasta los pagos de reses enfermas o con taras con la prerrogativa de poder renunciar a la compra si lo estiman oportuno es el objetivo que persigue un grupo de ganaderos y transportistas usuarios de la Central Agropecuaria de Galicia, en Silleda. "La opción de dejar un animal 'pendiente de pago hasta fin de subasta' nos parece un abuso y creemos que es necesario cambiar la normativa", manifiesta el responsable de Transporte Fausto, de Forcarei, principal impulsor. La campaña podría comenzar el próximo martes, siempre que puedan disponer a tiempo de los boletines numerados para las firmas.

El malestar con esta norma no es nuevo, sino que ya ha suscitado quejas con anterioridad por entender que da pie a una "picaresca" que deja indefensos a vendedores y a transportistas, que han de aguardar durante horas sin saber en que precio será vendida su res, ni siquiera si será aceptada por el comprador. Se trata de un procedimiento contemplado en la normativa de la puja para evitar conflictos respecto a animales enfermos o con taras, ya que el tratante puede no percibirlas, tener dudas o ser informado una vez que ha fijado un precio. El coordinador de la subasta convoca al comprador y al vendedor para intentar que lleguen a un acuerdo de compraventa; de no producirse, la Central les brinda la posibilidad de consultar con un veterinario clínico: Si su diagnóstico corrobora que no existe tara, el comprador está obligado a hacerse cargo de la res por el precio que puso en la puja; en caso contrario, los cuatro mejores postores tienen opción de volver a pujar, ya sabiendo el problema que tiene la res.

Transportistas y ganaderos consideran "injusto" tener que aguardar hasta el final, como le aconteció el pasado martes a Antonio Doval: "Tuve que esperar allí para nada, porque al final no le valía", relata el transportista de Forcarei, abanderado de esta lucha, por lo que tuvo que llevar de vuelta a casa del vendedor un ternero que en la subasta había dado 240 euros. "No es de recibo que luego llegues al final y no lo quieran, ni por 240 euros ¡ni por un euro!", protesta el hombre, que entiende que tienen "derecho a esta reclamación", máxime cuando la organización cobra una tasa por la entrada de ganado al recinto. A su juicio, es preferible que los animales que resulten dudosos para los tratantes queden "desiertos", sin precio, "porque así el vendedor ya sabe a que atenerse desde el principio y puede intentar colocarlo negociando directamente con un comprador o llevarlo de vuelta". Añade que los animales son sometidos al control de los servicios veterinarios oficiales y "si lo pasan es porque no les vieron nada raro".

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