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Balbino espera por la Diputación

Cruces está a expensas de una ayuda económica para el museo de la obra de Neira Vilas

Otero y Neira Vilas, en una entrega de premios, junto a Antonio Crespo (director de Agader). // Bernabé/Gutier

En octubre pasado, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, coincidía con Xosé Neira Vilas en el acto de nombramiento de éste como socio de honor del centro cultural Vista Alegre, de A Bandeira. En aquel breve encuentro, Silva mostró su disposición a apoyar económicamente el Centro de Interpretación de Balbino, un proyecto nacido entre el Concello de Vila de Cruces y la Fundación Neira Vilas a principios del año pasado.

La también conocida como Casa de Balbino se ubicará en un local de 200 metros del casco urbano cruceño, muy cerca del auditorio y de la biblioteca municipal. Pretende reunir en un mismo espacio todas las tesis, traducciones y obras que giran en torno a Memorias dun neno labrego, el libro más traducido de la literatura gallega. Pero también se podrán contemplar adaptaciones teatrales, partituras musicales basadas en este personaje e incluso tallas de madera y pinturas que recrean cómo sería el niño más famoso de la literatura patria. Con la apertura de este museo la Fundación de Gres dispondría de más espacio para sus actividades y, de paso, se garantizaría que permanece en Cruces todo el legado de Memorias... Pero para hacer realidad esta iniciativa, Cruces precisa del aporte económico de otras administraciones. Casi cuatro meses después de aquel compromiso verbal, nada se ha avanzado en ese posible apoyo de la Diputación, por lo que el alcalde, Jesús Otero, no se compromete a confirmar si, como indicaban las previsiones iniciales, se dispondrá del local para la Casa de Balbino en este mismo año. Por de pronto, el gobierno cruceño también sondeó a la Consellería de Cultura e Educación, sin obtener resultados.

Lo cierto es que este proyecto es uno más de los que tiene el gobierno cruceño que no puede caminar por sí mismo. Pendientes del presupuesto de otras administraciones también están, desde hace años, el Museo da Minería, que precisa una inyección económica para funcionar durante dos años, al cabo de los que se autofinanciaría. Por su parte, el Centro de Interpretación do Galo también se mantiene a la espera del respaldo de otras administraciones.

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