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Mujeres que dirigen el timón

Las féminas ganan peso en el transporte de viajeros y las comarcas cuentan con 25 conductoras - La empresa lalinense Autocares Meijide integra a ocho en su plantilla -Son todavía menos del 20% del sector en la zona

Una de las profesiones que durante años fue territorio casi exclusivo de hombres, el transporte de viajeros, comienza cada vez más a integrar en sus filas a mujeres profesionales al volante. Una tendencia que se abre paso también en la zona y donde es cada vez más frecuente localizar féminas que pilotan autobuses. Las principales empresas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes suman un total de 25 conductoras que apenas suponen un 20% del total de profesionales del sector. Si bien, marcan una notable diferencia si nos remontamos 20 años atrás, cuando en las comarcas apenas se contabilizaban dos conductoras de autobús. En Deza, las empresas repartidas en Lalín, Silleda y Vila de Cruces suman un total de 16 conductoras. Entre ellas figuran veteranas que acumulan ya más de 20 años de experiencia o algunas que han optado por esta profesión en los últimos meses. Mientras, en Tabeiros-Terra de Montes, las cuatro principales empresas que operan integran un total de nueve mujeres.

La mayoría de estas profesionales realiza la cobertura del servicio de transporte escolar o líneas regulares que suelen comunicar con la capital gallega o las ciudades más próximas a la zona. Una de las firmas que contabiliza en su plantilla un mayor número de mujeres es la empresa Meijide, asentada en la capital dezana, que cuenta con ocho conductoras. Si bien, a ellas aún se suman otro importante número de empleadas como acompañantes escolares. Entre ellas, Rosa Mosquera es la más veterana como conductora, con 13 años de experiencia, mientras algunas de sus compañeras comenzaron a conducir el autobús con el inicio del curso escolar. La mayoría de estas conductoras reconocen que acabaron en este puesto casi por casualidad y gracias a las facilidades para realizar los cursos para obtener el carnet específico. Es el caso tanto de Rosa como de María José Montoto, que acaba de cambiar las rutas en camión por el transporte escolar o de Eva Datorre que comenzó en la firma como administrativa y se convirtió también en conductora al tener la oportunidad de acceder al curso preparatorio aunque reconoce que "nunca había pensado en conducir un autobús" o de Mónica Miguélez que de profesora de autoescuela pasó a conductora de autobús. Como ellas también otras profesionales de la zona comparten similitudes en sus inicios en la profesión. Es el caso, por ejemplo, de Mila Santos, de la firma silledense Autocares Lázara, que comenzó como un reto para acallar bocas a aquellos que le decían "que las mujeres no saben conducir", de eso hace ya ocho años o de Begoña Mato, que lleva diez años como conductora de la Empresa Lázara, también asentada en Silleda, y que tras su separación vio en este sector una oportunidad para seguir adelante.

Muchas coinciden, además, en destacar su preferencia por este tipo de transporte frente al de mercancías, por el trato diario con la gente y "por el cariño que le acabas cogiendo a los niños". Si bien, son muy conscientes de "la gran responsabilidad de llevar a diario gente. No llevas cajas", ratifican.

Uno de los factores claves que parece haber influido de forma notable en el incremento de mujeres en esta profesión es que, en muchos casos, ofrece facilidades para conciliar su vida profesional y familiar. Se encargan a primera hora del traslado de los niños al colegio y luego disponen de varias horas libres antes de volver a realizar el viaje de regreso a casa de los escolares.

También son cada vez más apreciadas para esta labor. "Enseguida detectan un problema o una anomalía en el autobús y te la comunican, mientras que los hombres suelen restarle importancia y tardan más en notificarla", explican desde la dirección de Autocares Meijide. También destacan que su apuesta por las mujeres para el servicio del transporte escolar se debe a "suelen tener mucha más paciencia con los niños que los hombres" apuntan. Un trato directo que se ve recompensado en el día a día y cuya presencia aún sigue sorprendiendo a muchos pasajeros, sobre todo a los de mayor edad. "Muchos mayores aún se sorprenden cuando te ven conduciendo el autobús para una excursión o en un entierro, pero cada vez menos", apuntan.

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