Durante los diez meses en los que la empresa que contrate Catastro realice el trabajo de campo y de despacho, en Lalín se darán de alta todas las construcciones que no figuran en el padrón. Según los últimos datos, en la capital dezana se pasaron al cobro 22.800 recibos del IBI de urbana y 3.200 de propiedades rústicas. En el primer caso la liquidación de este tributo deja en la tesorería municipal algo más de 3,5 millones de euros, mientras que las propiedades rústicas menos de 40.000. Este será el apartado que más se incrementará con la inclusión de las explotaciones ganaderas, pequeños establos e inmuebles en situación irregular.

Francisco Vilariño reiteró que este proceso no parte del Concello sino de Catastro, aunque dijo compartir en cierta medida la su filosofía: la lucha contra el fraude. El edil afirma que es a todas luces injusto que unos vecinos asuman sus compromisos fiscales por sus propiedades y otros tengan bienes ocultos sin censar para no tributar. "Es cierto que con esta regularización saltarán a Catastro obras como piscinas, casetas, pero también viviendas o incluso edificios que no estaban catastrados", declaró.