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La huella del descenso demográfico

Siete aldeas de A Estrada que viven en "B"

Oficialmente, los datos las dibujan abandonadas por su padrón sin habitantes - Su vida escapa al censo y se liga a segundas residencias

Las dos casas de Ouzamerxe aparecen sin vida. // Bernabé/Javier Lalín

En algunas de ellas, es como si el tiempo se hubiese detenido. Tan pronto como el motor del coche deja de rugir, el silencio no tiene rival. El sonido de la puerta al cerrarse casi parece tener eco. Se mire por donde se mire, nadie sale al encuentro. Ni siquiera se mueve una cortina indiscreta. Esta es una de las siete aldeas abandonadas del Concello de A Estrada, núcleos a los que las estadísticas demográficas no conceden vecinos. Sus censos están a cero. Oficialmente son núcleos vacíos. Sin embargo, en algunos de ellos la vida tiene una cara B: la de aquellos residentes ocasionales o la de las casas que se aseguran habitadas por mucho que el padrón no contemple alta alguna.

Los informes demográficos apuntan que A Estrada bajó su censo en 175 habitantes en el último año, al pasar de 21.197 a los 21.025 que le concede el último dato demográfico oficial, correspondiente a 2015. De las 51 parroquias de A Estrada -50 de ellas en el marco de un amplísimo ámbito rural- solo 15 lograron incrementar su número de habitantes (Agar, Arca, Arnois, Castro, Couso, Curantes, A Estrada, Guimarei, Matalobos, Ouzande, Parada, Paradela, Riobó, Sabucedo y San Xiao de Vea). No obstante, el municipio mantuvo en este último año el mismo número de aldeas abandonadas, esto es, un total de siete.

A Pedreira (Agar), A Calzada (Arnois), O Coto (Codeseda), O Ouzamerxe (Guimarei), O Pinal (Oca), Os Muros (Parada) y Cruxeira (Santeles) conforman esta lista de núcleos que han perdido todos y cada uno de sus habitantes. El análisis de su demografía en los últimos 15 años, en base a los datos cotejados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra que algunas de estas aldeas llevan abandonadas hace largo tiempo, mientras que otras entraron en regresión en los últimos tiempos hasta terminar oficialmente sin vecinos.

A Pedreira, en la parroquia de Agar, tuvo vecinos hasta 2011, en base a los datos del INE. De hecho, entre 2000 y 2005 figuraron censados cuatro habitantes en este núcleo estradense, que en 2006 y 2007 se redujeron a dos, quedando un único habitante de 2008 a 2011. Esta aldea estrenaría el 2012 con su padrón a cero y, por ahora, no ha podido recuperarlo. El visitante se encuentra en este núcleo con dos viviendas deshabitadas. No tienen un aspecto ruinoso. Su posición es elevada y se puede obtener desde lejos una visión global del núcleo. Los propios vecinos del entorno más inmediato comentan que ya no quedan habitantes en una aldea bien comunicada y muy próxima a otros asentamientos poblacionales.

En A Calzada (Arnois) figuraron vecinos en los censos de 2000, 2001 y 2002, aunque se vinculaban a un único habitante. Desde 2003 a 2015 figura como abandonada. En el entorno se ve una única casa. Vecinos de A Burata, su núcleo más cercano, hablan de ella como "a casa da Calzada", visible desde la carretera N-525. Su aspecto es bueno y en las cercanías se dice que vive gente desde hace unos años, aunque nadie sale a recibir al visitante.

Os Muros (parroquia de Parada) es otro de los ejemplos de estas aldeas estradenses hoy abandonadas donde no hace muchos años todavía quedaba vida. Tuvo algún habitante hasta el año 2002. Hasta aquí puede llegarse tras consultar la localización en una herramienta como Google Maps. Al descender del coche podrán verse tres casas, una derruida y dos muy bien conservadas, alguna incluso con capilla. Los vecinos aseguran que pertenece a gente oriunda de este enclave estradense pero que ahora vive fuera. Por tanto, la vida regresa a Os Muros en fines de semana y vacaciones. Las segundas oportunidades también son buenas, aunque no eleven el censo.

O Coto (Codeseda), O Ouzamerxe (Guimarei), O Pinal (Oca) y Cruxeira (Santeles) se registran como aldeas que no han tenido vecinos en los últimos 15 años. Sus padrones arrojan cero tras cero, aunque sus respectivas imágenes oscilan entre la de un pueblo fantasma y la de aldeas que todavía albergan esperanzas de un futuro más prometedor.

En O Coto el visitante se encuentra con la estampa de cuatro inmuebles muy juntos, tres de ellos asediados por la maleza. Otra de las casas se ve, en cambio, cuidada. Conserva su hórreo y da muestras de que alguien vela por ella.

En la parroquia de Guimarei, O Ouzamerxe se debate en la apatía. Una casa puebla una finca enorme completamente cerrada, sin poder escapar tras estos muros a la imagen del abandono. Muy cerca, otra casa deshabitada da explicaciones de por qué esta es una de las aldeas abandonadas del municipio. El núcleo es lugar de paso, ya que se encuentra en el vial que une las parroquias de Guimarei y Lagartóns. Por tanto, su acceso es bueno, aunque esta comodidad no depara vecinos.

O Pinal, en la parroquia de Oca, parece un núcleo formado por dos casas, aunque una de ellas se esconde bajo un gran manto de maleza. Otra, por el contrario, experimenta su resurgir de las cenizas, ya que está siendo sometida a un proceso de restauración, toda una esperanza de recuperación para la propia aldea.

En el caso de Cruxeira, el abandono se hace aldea. Con algunas orientaciones vecinales es relativamente fácil llegar al núcleo, aunque encontrar en él algo de vida es misión imposible, más allá del vigor que muestra la maleza para colonizar los montones de piedra en que se han convertido las otrora paredes. Algunas de estas piedras se han convertido en soporte para árboles desplomados.

Buscar explicaciones a por qué una aldea agoniza es muy complicado. En el caso de las siete de A Estrada que se han quedado sin habitantes, cuesta especialmente. Son núcleos con fácil acceso y muy lejos de la imagen del aislamiento. Por algunas de ellas, de hecho, pasan coches con relativa frecuencia pero sin detenerse. La gran mayoría tienen vecinos cerca y no están lejos de vías de comunicación de cierta importancia, incluso carreteras nacionales. Sin embargo, en el mejor de los casos son moradores ocasionales los que les dan vida o unas obras las que les permiten mantener la esperanza de salir de su particular ostracismo.

En el resto de la comarca de Tabeirós-Terra de Montes figuran otras aldeas abandonadas. En el caso de Forcarei son tres: Pereira (Pereira), Moscavide (Pereira) y Regotraveso (Santa Mariña de Presqueiras). La nota contraria la pone Cerdedo, municipio en el que no figura ningún núcleo totalmente despoblado, aunque sí varios en riesgo por tener menos de diez habitantes.

Las ruinas ayudan a confirmar el abandono de aldeas sin censo. Sin embargo, el buen estado de algunas viviendas o la vida ocasional que se dibuja en su cuidado muestran como, aunque al margen de los padrones de habitantes, estos núcleo se resisten a convertirse en un fantasma.

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