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La caza de jabalí cierra la temporada en Deza con más de 400 ejemplares abatidos

Queda población garantizada para el año que viene, debido a su migración desde tierras ourensanas -La zona acapara el 44% de siniestros viales de la provincia con animales

Una batida de jabalí, el otoño pasado, en Palio. // Bernabé/Gutier

La temporada de caza de jabalí se cerró en la comarca el pasado 17 de enero con un excelente balance, al abatir 411 ejemplares. En la práctica, todas las sociedades cinegéticas de Deza cubrieron su cupo y algunas aprovecharán que en el presente año tienen que renovar su plan de ordenación para pedir un aumento de precintos. Todas coinciden en señalar que la temporada arrancó -comenzó el 29 de agosto- con pobres resultados, debido a que el calor de esas primeras semanas dificultaba los rastros. Pero con el paso del tiempo mejoraron las cifras e incluso algunas sociedades, como la de Rodeiro, tuvieron que pedir un aumento de los precintos. En Camba se cubrieron enseguida los 60 ejemplares autorizados, y Rubén Quintá, el presidente del colectivo de caza, confían en que en la próxima temporada se de un aumento ya al inicio de la misma.

Por municipios, la sociedad que tiene mayor número de precintos es la de Lalín, con 168 piezas de cupo., y también el mayor número de ejemplares cazados, 118. Su presidente, José Luis Gil, avanza que en marzo o abril se decidirá, en una reunión con los comités provinciales de caza, si se celebran esperas fuera de temporada para controlar los daños. Puntualiza que las esperas no están exentas de ciertos peligros, ya que suelen realizarse de noche y en cruces de caminos.

Silleda abatió 79 ejemplares, mientras que su cupo era de 83, un tanto inferior en comparación al de años anteriores. Las zonas donde se concentró el mayor número de piezas conseguidas fue en Martixe y Parada, "porque una tiene un área de refugio y la otra un vedado", explica el presidente, Jesús Caramés. Añade que la previsión que le transmiten los cazadores "es que se cazó bastante pero que hay mucho jabalí, más incluso que el año pasado". La explicación que da su homólogo de la Sociedade de Caza de Dozón, José Rodríguez, es que hubo una gran movilidad de animales "desde tierras de Ourense, debido a la oleada de incendios en Oseira y otros municipios limítrofes durante el verano pasado. El jabalí no quiere monte ardido", explica. En Dozón se cazaron 39 ejemplares, uno más del cupo que tiene asignado. Los daños del jabalí en Dozón, al igual que los del zorro, son considerables. En los tres meses que lleva como presidente, José Rodríguez ya tuvo que solicitar tres batidas en otras tantas zonas vedadas y de adiestramiento, "pues es donde están más concentrados". Rodríguez cuestiona la política de la Xunta según la que la población de jabalí puede controlarse mediante la presión del lobo. "Mientras tenga corzos, vacas o terneros, el lobo no va atacar al jabalí", aunque en alguna que otra ocasión los cazadores hayan visto a manadas de lobos acechando a una hembra con crías.

En el municipio cruceño, por su parte, no se sigue la tónica general. Es cierto que se cubrió el cupo de 65 ejemplares, pero también es verdad "que hay muchos menos daños en prados y fincas que en otros años", comenta el presidente de los cazadores, Gonzalo Gómez, quien añade que descendió la población de cerdo salvaje debido a la presión cinegética. En este municipio, la mejor mancha de jabalí fue en el entorno de Camanzo y Bascuas, donde hay un refugio. Inferior es el cupo de los tecores de Agolada, con 25 piezas tanto para Pena Guntín como para Farelo. Sus presidentes, José Antonio Vázquez y José Manuel Blanco, coinciden en señalar que descendieron los accidentes de tráfico causados por jabalíes. Aún así y a falta de conocer los datos de 2015, a nivel global en las carreteras nacionales de Deza y Tabeirós, en los años 2013 y 2014 se tiene constancia de 70 siniestros por animales sueltos, justo el 44,8% de los 156 que hubo en toda la provincia. Los siniestros se concentran en noviembre y diciembre, cuando el jabalí está en celo, lo que pone en entredicho que la actividad cinegética sea, de forma indirecta, la causante de estos accidentes.

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