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Silleda, bajo la marea de sanitarios

Casi 8.500 aspirantes a puestos de médicos de familia y enfermería abarrotan el casco urbano trasdezano durante la realización de las pruebas en el recinto ferial

Opositores durante la realización de las pruebas, ayer, en el recinto ferial de Silleda. // Bernabé/Gutier

Casi 8.500 personas -mil menos de las convocadas- se dieron ayer cita en el recinto de la Feira Internacional de Silleda, para realizar las oposiciones para cubrir 287 plazas del Servicio Galego de Saúde (Sergas). Son las primeras que se realizan este año en el espacio ferial y el gran volumen de aspirantes también se dejó sentir de forma notable en el casco urbano de Silleda. Además, el hecho de que se prolongaran durante toda la jornada incidió aún más para que su presencia no pasase desapercibida a los vecinos. A diferencia de otras ocasiones en las que los opositores, convocados de mañana, rematan el ejercicio y ya se marchan, sin apenas notarse su asistencia más que en las frecuentes retenciones en las vías de acceso minutos antes, ayer era fácil encontrarse por las calles del casco urbano a opositores llegados de toda la geografía gallega e incluso de fuera de la comunidad autónoma.

Ya de mañana se personaron 910 aspirantes para competir por las 82 plazas de médico de familia, la participación, según los datos oficiales facilitados por la Consellería de Sanidade, fue del 87%. Y por la tarde fueron 7.564 aspirantes, de los 8.500 que estaban citados, los que se personaron para intentar conseguir alguno de los 205 puestos de enfermería. A media mañana la hostelería comenzó ya a notar la presencia de los opositores que fue en aumento con el avance de las horas. Muchos de los opositores de la tarde optaron por acercarse a Silleda cerca del mediodía para comer en la villa antes de acudir a las pruebas. Así, las principales calles contaban con una notable afluencia de aspirantes. La estampa se repetía en uno y otro local. Cafeterías y restaurantes llenos y lugareños indicando a los foráneos donde localizar algún restaurante en el que poder comer. "Llevamos desde las doce a tope" apuntaban en un restaurante. Coincidían en otra céntrica cafetería en señalar lo mismo "casi toda la mañana el local abarrotado y ahora al mediodía todo el mundo pide bocadillos". Algunos locales incluso habían tenido todo reservado ya el día anterior, los más previsores no querían tener que quedarse sin sitio para almorzar. Había incluso, quien optaba por tomar un bocadillo al aire libre en los bancos distribuidos por diversas zonas del casco urbano.

Llegados de distintos puntos de la geografía (el 23% de los aspirantes de Medicina acudían de otras autonomía y solo el 11% de los de Enfermería eran de otra comunidad), la mayoría eran ya muy conscientes de las pocas probabilidades que tenían de obtener un puesto. "Son muy pocas plazas para tantos", explicaban un grupo de jóvenes llegadas de Santiago, A Coruña y Vigo. "Venimos por probar suerte, son las primeras oposiciones a las que nos presentamos", explicaban un grupo de jóvenes enfermeros llegados desde A Coruña y Burela. Muchos acudían acompañados de familiares, y éstos eran los que con más humor y filosofía se tomaban las esperas previas a realizar los exámenes o mientras aguardaban a que los opositores terminasen de realizar la prueba.

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