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Una obra de Vilaverde que se pensó para un pueblo gaditano y se quedó en A Estrada

El escultor Manuel Vilaverde reparando su obra. // Bernabé/Javier Lalín

El escultor estradense Manuel Vilaverde les dio vida en el año 2000. Con más de 3.000 kilogramos de peso, los caballos que componen la escultura colocada en las inmediaciones de la Praza de Galicia de A Estrada, uno de los espacios más céntricos de la villa, encarnan la tradición que sostiene la primera Fiesta de Interés Turístico Internacional del municipio, la famosa Rapa das Bestas de Sabucedo.

El creador de esta escultura se encargó también de rehabilitarla hace unos meses, concretamente en junio de 2015, después de que en sucesivas ocasiones los vándalos no mostrasen excesivo respeto por la obra y se ensañasen varias veces con las orejas de los caballos.

La escultura fue elaborada, recordó el artista, en piedra del país tostada, un granito fino que a duras penas podría seguir resistiendo los ataques a esta obra de arte. Colocó las cuatro orejas que habían sido arrancadas de las cabezas de los dos équidos y también un trozo de la cola de uno de ellos. El artista sometió a la escultura a una importante limpieza, aplicándole un tratamiento para prevenir la afección por hongos, algas o líquenes.

El Concello de A Estrada encargó esta escultura hace años como presente para un municipio gaditano con el que tenía previsto hermanarse. El interés se desinfló y A Estrada se quedó con la obra de arte.

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