El conflicto abierto entre vecinos de Lalín de Arriba y la Diócesis de Lugo por la titularidad de la iglesia no presenta visos de resolverse de manera que contente a ambas partes. Mientras la asociación vecinal mantiene que el inmueble religioso es de su propiedad, el Obispado indicó ayer que defenderá su posición de haber formalizado en el Registro de la Propiedad este inmueble a su nombre. Para mediar entre las partes se ha ofrecido el Concello, quien avanza que se iniciarán conversaciones con ambas partes con el propósito de conocer de primera mano las dos posturas.
El gobierno encabezado por Rafael Cuiña desea que vecinos e institución religiosa puedan alanzar un acuerdo favorable para las dos partes, "siempre dentro del marco legal". Pero en medio de esta disputa por la propiedad aparece otra cuestión relevante. Los edificios de uso religioso y sus bienes están exentos del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por el conocido concordato con la Santa Sede suscrito entre el estado español y la Iglesia Católica en la década de los años setenta del siglo pasado. ¿Qué ocurriría si este bien reservado como lugar de culto pasase a manos privadas? En este caso se plantean dudas sobre si el Ayuntamiento podría exigir a los propietarios de la iglesia de Lalín de Arriba -en caso de que el proceso se judicializase y una sentencia fallase a favor de los ciudadanos- el abono de los tributos correspondientes. El Concello sí indica que el dueño, independientemente del que sea, debe cumplir con todas sus obligaciones relativas al mantenimiento y a su uso público.
Mientras, el Obispado admite que el templo de este núcleo de población lalinense fue escriturado meses atrás a su nombre y que defenderán esta posición. Una vez que el Registro de la Propiedad es público, puede comprobarse que el templo fue inscrito por la diócesis como hizo con el resto de su patrimonio para dar cumplimento a una normativa del Gobierno Central. Fuentes del Obispado de Lugo reconocen que su deseo no pasa precisamente por buscar un enfrentamiento con la asociación de vecinos de Lalín de Arriba y menos polemizar sobre un lugar reservado al culto al que se envió un sacerdote a finales del año pasado cuando este núcleo no es una parroquia. La institución religiosa a la que pertenece el municipio estaría en disposición de conversar con representantes del colectivo vecinal, "que están al corriente de nuestra posición" y entienden que el cura Marcos Torres es su interlocutor, máxime cuando es el vicario parroquial de la capital dezana,, además de cura asignado a Lalín de Arriba.
