La comarca dezana vuelve a sufrir una nueva incursión del lobo en las explotaciones de ganado. Esta vez, el animal ha atacado en una granja de vacas rubias de A Goleta propiedad del restaurante de la localidad, durante la madrugada de ayer. Mató a un ternero de cinco días y dejó malherida a su madre, así como a otro becerro de dos semanas. Según relata el propietario, Juan Carlos Quintela, la finca estaba protegida por dos hilos de pastor eléctrico, colocados a una altura de 50 centímetros y 1,20 metros. De nada sirvió esta protección porque, de hecho, el lobo ya había matado otro animal en esta misma finca el año pasado. Es más, hace solo un par de meses los cánidos también se internaron en la finca de un vecino, pegada a la vivienda de éste.

Ayer se desplazó al lugar un técnico de Medio Ambiente para discernir si el ataque había sido obra de lobos o de perros asilvestrados. Desde Unións Agrarias, su secretario comarcal Román Santalla tiene claro que "se trata de una manada de lobos, por la forma de actuar, ya que las ganaderías de vacas rubias defienden muy bien a sus crías". Santalla añade que esta zona de A Goleta está siendo muy castigada por los lobos, "hasta el punto de que muchas explotaciones optan por no sacar a sus vacas de los establos". El sindicato urge a la Xunta que pague los daños que causa este animal "rápido y con precios reales, para que los ganaderos puedan reponer sus animales cuanto antes". Aconseja, también, que la Xunta ponga en marcha un censo de la población de lobo. Santalla teme que acabe ocurriendo lo mismo que sucedió con la superpoblación de jabalí. "Dado el caso la Xunta tendría que actuar contra los lobos", aduce. Augura que la especie podría convertirse en un peligro si sigue proliferando.