Deza y Tabeirós es un buen ejemplo de lo que ocurre con el despoblamiento del interior de Galicia. Las dos comarcas perdieron en el último año 847 vecinos, una cantidad a tener en cuenta, pero más si cabe si estos datos se analizan dentro del contexto de la provincia. En los nueve municipios de la zona la regresión poblacional es porcentualmente cinco veces mayor de la media de la provincia. Mientras en el conjunto de los 62 territorios pontevedreses su censo cayó en doce meses un 0,37% sobre el total, en las comarcas el promedio se dispara hasta el 1,77 por ciento, con casos como Dozón, donde esta cifra alcanza casi el 3,7% de los empadronados tras ceder 45 vecinos.
La caída demográfica, agravada en las comarcas a raíz de la crisis económica, no presenta visos de recuperación, precisamente por las particularidades de muchos de los concellos que la integran. Mientras A Estrada tiene todavía un ligero fuelle para mantenerse entre los ayuntamientos gallegos de primera categoría, Lalín tiene serios problemas desde hace varios años y así lo demostraron los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) vigentes para el presente año, en la que se aprobó un padrón municipal de 20.005 personas. De cara a 2017 la primera categoría también estaría garantizada al contar con algo más de un centenar de empadronados por encima de los 20.000, pero el dato del que dispone el gobierno municipal deberá someterse a la depuración de Estadística. La sangría demográfica es tal que si hace un lustro Silleda trataba de alanzar los 10.000 vecinos, ahora oficialmente solo son 8.772. Y Vila de Cruces, cuarto concello de las comarcas en población, continúa en una espiral a la baja y lejos quedan los más de 6.000 residentes de años atrás, quedándose ahora en 5.556.
Si tomamos de nuevo como referencia lo que ocurre en las comarcas y en el resto de la provincia es oportuno indicar que si se compara la caída demográfica de esta zona con la de otros municipios semejantes, el dato es revelador. En muchos casos el porcentaje de pérdida de habitantes no alcanza ni el 1% del total de su censo. Pero en Deza y Tabeirós en estas proporciones solamente se mueven Lalín, A Estrada y Forcarei. En los demás casos el porcentaje es superior. La capital dezana perdió en un año 153 habitantes, que representan el 0,76% del total. Los 172 que cedió A Estrada son el 0,81, pero las proporciones en muchos de los demás territorios son ya alarmantes. La caída en Trasdeza fue del 2,16% de su censo, con 194 residentes menos en un año y del 2,1% en Vila de Cruces, tras ceder 120 vecinos. En el caso de Rodeiro el balance fue negativo en 52 personas (1,89%), mientras que los 66 que cedió Agolada suponen el 2,5% de su padrón. Forcarei aguanta y con 13 empadronados menos su caída se queda en el 0,35% y el 1,7 en Cerdedo, con 32 habitantes menos.
Cada vez que se conocen los datos de población se reabre en cierta medida el debate impulsado por el exalcalde de Lalín José Crespo acerca de la fusión de municipios como herramienta para lograr administraciones locales también más efectivas. Aparcado este asunto desde hace tiempo al fracasar las fusiones voluntarias la semana pasada este tema saltó a la palestra en el pleno de Lalín. Su alcalde, Rafael Cuiña refrendó las tesis del ahora portavoz del PP y dijo que actualmente concellos como Dozón no tenían razón de ser.
