Las comarcas acaban de cerrar 2015 como uno de los años más prolíficos en lo que a yacimientos arqueológicos se refiere. A lo largo de los últimos doce meses Deza y Tabeirós han sumado nuevos hallazgos en este campo a la par que han puesto otros en valor. Un reguero de descubrimientos que han sembrado de nuevos puntos de interés buena parte de los municipios de la zona. Junto a ellos algunas iniciativas promovidas tanto por las administraciones como por entidades privadas con respaldo institucional han revitalizado y en algunos casos dejado al descubierto, en su sentido más literal, riquezas patrimoniales escondidas bajo la maleza durante años.
Uno de los hechos más significativos de este 2015 ha sido la excavación del Castro de Doade, en Lalín, una iniciativa promovida por el Museo Casa do Patrón, actual propietario de los terrenos en los que se localiza parte del antiguo asentamiento castreño. El proyecto se llevó a cabo por medio de un convenio de colaboración con la Universidad de Santiago. En junio se anunciaba que se realizarían un total de cuatro calicatas en zonas en las que se intuían pudiesen localizarse antiguos restos. A mediados de ese mismo mes comenzaban las labores de excavación. En las primeras jornadas, el equipo de especialistas integrado por los arqueólogos Eric Carlsson Brandt Fontán y David Fernández Abella, bajo la dirección científica del doctor José Manuel Caamaño, se mostraba ilusionados y con grandes expectativas. Con el avance de las prospecciones fueron saliendo a la luz restos de la muralla del asentamiento y varias edificaciones del casto, además de números materiales. Unos descubrimientos que hacen posible una labor posterior para la catalogación del castro y que abren una excavación de mayor envergadura en el 2016. Desde principios de diciembre los 3.500 restos cerámicos hallados en el Castro de Doade se encuentran en las instalaciones de la Casa do Patrón.
Junto a las calicatas de Doade otro de los hechos relevantes en este 2015 han sido las tareas de excavación realizadas en el conocido como Altar do Sol, situado en Alperiz (Parada). Los trabajos realizados en el mes de septiembre a cargo de Patrimonio y dirigidos por Manuel Lestón dejaron al descubierto este dolmen que forma parte de un grupo de siete mámoas de las que solo se conservan tres. Un monumento megalítico datado de inicios del cuarto milenio y finales del tercero antes de Cristo compuesto por tres ortostatos a cada lado y un chanto de cabecera. Es en este último en el que se localizan dos concavidades circulares y naturales que asemejan el sol y de ahí el nombre popular del conjunto. Tras las excavaciones y señalización debían volver a cubrirse los restos, a petición del propietarios de los terrenos, pero sobre la mesa una petición para que Patrimonio amplíe en este 2016 la excavación y reconstruya la cámara debido a que aún se conservan los elementos principales para acometerla.
El último año destaca también por el gran número de hallazgos prehistóricos localizados en los distintos montes de las comarcas. En Deza, Lalín fue el municipio que sumó un mayor número de descubrimientos rupestres. La parroquia de Moimenta se perfila ahora como una nueva referencia en la riqueza patrimonial dezana después de que el investigador Daniel González Alén revelara la existencia en sus montes de un altar rupestre, el único localizado hasta el momento en el municipio. El yacimiento se completa con tres estaciones de petroglifos en una superficie de poco más de una hectárea lo que lo convierte en "el futuro parque arqueológico". A estos restos, cuya existencia se reveló el pasado mes de octubre, también se suman otro hallazgo realizado por el mismo experto y singular tanto por sus propias características como por su actual localización. Se trata de una estela funeraria y un petroglifo que forman parte de una edificación, una vivienda abandonada situada en el lugar de Souto, en la parroquia de Gresande.
Otro de los puntos de la geografía dezana en el que se localizaron nuevos yacimientos fue en los montes de Mamuelas, en este caso se trata de un petroglifo, el primero localizado en Rodeiro. Un incendio en la zona despejaba la maleza que ocultaba hasta el momento los restos. En un recorrido por la zona en el mes de agosto, González Alén se percataba de la existencia de este grabado rupestre que podría encuadrarse entre los siglos IV o III antes de Cristo y vinculado a rituales paganos. Tanto el hallazgo de Mamuelas como el de Moimenta fue examinado ya a finales de año por técnicos de Patrimonio que cercioraron su origen prehistórico de cara a una catalogación y registro.
Junto a Lalín y Rodeiro, también Trasdeza incrementó su patrimonio arqueológico en el último año. Aunque en este caso, los descubrimientos se realizaron ya a finales de diciembre del 2014 y fue en febrero del pasado año cuando Patrimonio certificó su catalogación. Además, en este caso se trata de un petroglifo y tres cuevas localizadas en la parroquia silledense de Parada. El inventariado recoge el petroglifo de Pena das Ferraduras, la Cova de Aldara, la Cova de Penedo Redondo así como el abrigo rupestre denominado Casa de Xan de Ghabián. Todos ellos están situados en el lugar de Outeiro. Unos hallazgos catalogados por los arqueólogos silledenses Israel Picón y Xulio Carballo que contaron con la colaboración vecinal.
El 2015 puso de nuevo el patrimonio arqueológico en el punto de mira y este año se presenta como una oportunidad para dar continuidad a su puesta en valor.
