En un entorno eminentemente de interior y poco urbano el turismo rural se mantiene en las cuotas de mercado que tenía hace varios años. Los casos de cierres de esta clase de negocios se compensan básicamente con los que se pusieron a funcionar y el censo de casas rurales en las dos comarcas está por las 60. A Estrada, pionero en la zona como uno de los concellos que vio en los alojamientos rurales una oportunidad de negocio, su importante oferta contrasta con la pobre que tiene Lalín. Vila de Cruces es otro de los concellos con un nivel de infraestructuras importante para su dimensión como territorio. En los casi 370 kilómetros cuadrados que ocupa el municipio de Lalín funcionan cuatro casas rurales con capacidad para 42 personas. El dobles son en Silleda, con un total de 98 camas. En Vila de Cruces hay disponibles una decena de alojamientos de este tipo, que tienen espacio para 124 reservas. En Rodeiro aparecen dos, que aglutinan 17 plazas de alojamiento. En Agolada para pernoctar solo existen dos alojamientos, precisamente casas rurales, que suman 31 plazas. A Estrada concentra 22 negocios, con cabida para 261 personas. En Forcarei son siete las que tienen disponibles 64 camas, casi el triple de las que había hace unos cinco años. En Cerdedo se mantienen las dos que había y también, por tanto, las 22 camas para alojarse.