Lalín lleva varios años salvando, en la campana, la barrera de los 20.000 vecinos que le permite preservar la primera categoría. El problema no es nuevo, pero sí se agudizó notablemente a raíz de una crisis económica que acabó también siendo demográfica. De la capital dezana se fueron centenares de personas, tanto las que habían venido a trabajar en empresas locales, como vecinos que tuvieron que emigrar en búsqueda de una oportunidad laboral fuera del municipio o de España. Si a este problema se suma un saldo vegetativo negativo -de 93 personas durante 2014- se entiende que Lalín padece uno de los problemas propios de la Galicia interior: el despoblamiento.

Otra dificultad añadida son las dudas legales acerca de que un concello pueda realizar empadronamientos de oficio, pues en Lalín son varios centenares los que residen sin estar registrados legalmente. Es decir, el municipio tendría fuelle para aguantar, pero la categoría se salvó el año pasado por solamente cinco vecinos. Tras realizar una campaña de empadronamiento, las cifras oficiales de 2014 dejaron un padrón de 20.158 personas. Y solamente 20.048 un año antes. Los efectos de la crisis económica son perfectamente palpables si tomamos como referencia los datos oficiales del censo de 2009, cuando en la localidad constaban exactamente un total de 21.254 personas empadronadas.