| La fotógrafa estradense ganó un concurso organizado por el Concello de Santiago que estaba orientado a jóvenes creadores. Lo que buscaba era fomentar el ingenio de los participantes a la hora de plasmar en una serie de cuatro imágenes sentimientos como el amor, la alegría, el odio y la tristeza. Ariadna Silva apostó por las manos para poder representar esas ideas, escapando de caras y cualquier otro tipo de emisores gestuales. Un vaso casi vacío, una guirnalda, un puño apretado o dos manos enlazadas son el primer plano de cuatro fotos que se completan por su fondo. En unos casos se usa el color para dar vida a un fondo rojo o pintado. En los sentimientos más tristes apuesta por el blanco y negro, con un fondo mojado en el caso de la tristeza y una grieta en una pared para transmitir el odio. Las cuatro terminan conformando un todo equilibrado.
