-Se echa de menos, claro, a la gente, la familia y estilo de vida, sobre todo la comida y el comportamiento que tenemos. Nosotros somos más abiertos que ellos, y nos cuesta menos expresarnos físicamente y socialmente. Allí, a lo mejor por el clima o por la educación, la gente es más cohibida. En este sentido, es algo difícil adaptarte culturalmente, pero sí lo acabas haciendo. Yo vivo en una provincia anglófona, aunque hay colegios en francés o bilingües. Nunca tuve la oportunidad de hablar con ningún québécois, pero los canadienses con los que me relaciono sí que me han dicho que existe esa diferencia y que Canadá siente que Quebec quiere la independencia