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Clara Presas Ferreiro: "Tienen que pasar muchos años para cambiar la mentalidad de los criados en el chavismo"

"La gente se cansó de hacer colas para comprar comida, y si encuentra pollo le pongan un sello en la mano"

Clara Presas, caraqueña afincada en Lalín, sostiene una bandera de Venezuela. // Bernabé/Gutier

-¿Cómo era Venezuela antes de la llegada del chavismo?

-No tenía nada que ver con esto. Cuando yo me viene en el año 95 ya empezaba a haber una inseguridad muy grande. Nosotros, la verdad, tuvimos suerte porque nunca nos entraron a robar en casa ni tampoco el coche, como le pasó a muchísima gente. Ahora es que es imposible. Una amiga mía estaba parada en el portal de su edificio, y dos chicos muy bien vestidos se bajaron de un coche y le robaron el móvil y la cartera. Estoy hablando de una urbanización de clase media o media-alta.

-¿El colectivo de venezolanos en Deza nació por la necesidad de estar todos juntos?

-Hace diez años, cuando llegabas de allá, la gente te miraba con un poco de recelo. Entonces, te gustaba otro tipo de música, unas comidas que aquí ni se conocían y poco a poco nos empezamos a juntar todos los que procedíamos de allá porque teníamos muchas cosas en común. Con el tiempo decidimos asociarnos. Lo que pasa es que ahora es diferente porque la gente que llega en estos momentos no tiene tanto esa necesidad porque hay más variedad. Cuando llegamos nosotros aquí había muy poca gente de Venezuela. Yo pienso que lo que tienen que tener los colectivos es capacidad para integrarse. Siempre estamos dispuestos a colaborar en eventos como una feria intercultural o, por ejemplo, la Feria do Cocido. Nosotros nos excluimos a nadie. Tanto es así que en la asociación hay inscritos, por lo menos, un par de dominicanos, un par de colombianos e incluso varios argentinos.

-¿Es difícil organizar eventos en un colectivo como el suyo?

-Es complicado porque si tiene salir de tu bolsillo no es fácil. De hecho, en la cena de Navidad pasamos de ser más de 100 personas hace cuatro años a ser unos 30 el año pasado. Este año quizás logremos ser un poco más. La asociación tiene futuro pero la situación económica te frena un poco. Debemos ser la asociación que más años ha durado y que más cosas hizo.

La Asociación Venezolanos del Deza celebra el próximo sábado 26 de diciembre sus primeros diez años de vida con una cena-baile navideña en el Bar Suso de Carragoso. El evento previsto para las 22.00 horas tiene un precio de 20 euros para los adultos y de 10 para los menores. Los interesados en participar pueden anotarse en los teléfonos 600 328 585 y 630 602 610, mediante el correo electrónico venlalin@hotmail.com o retirando las reservas en la tienda de lámparas de la Praza das Pipas. Clara Presas Ferreiro es la tesorera del colectivo.

-¿Cuántos miembros componen la asociación en la actualidad?

-Somos, en principio, 180 familias y esos son los titulares que contamos nosotros, porque no lo miramos por asociados. En esos titulares hay una persona sola, en otros casos son tres o más miembros, pero sí que se puede decir que somos bastantes. También hay mucha gente que no se ha inscrito por dejadez o no sé por qué, la verdad.

-Llama la atención el jubilo con el que se recibió el resultado electoral de los últimos comicios venezolanos entre los nacionales que viven aquí. ¿Es algo lógico?

-Nosotros somos hijos de gallegos y te criaron con la intención de volver a la patria, aunque tanta patria es aquélla como ésta. También hay mucho venezolano que no tiene familia aquí, y que se vinieron por la situación que había allí. Allá no se puede vivir, no puedes salir a la calle, tampoco puedes ir a un hospital porque no hay ni alcohol para curar... Entonces, el que podía buscó para dónde irse. En Estados Unidos, por ejemplo, hay muchísima gente venezolana. La mitad de mis amigas del colegio están allá, y casi ninguna tenía familia en ese país. Te puedo decir que en Lalín hay un chaval que no tiene familia gallega, lo que pasa es que en Venezuela trabajó con un señor gallego y al final terminó viniendo para aquí. La gente se marchó de Venezuela, primero por la inseguridad, y segundo porque allí no se puede vivir.

-¿Cree que este cambio electoral podría animar a alguno de ustedes a regresar a Venezuela?

-Todavía es pronto para algo así. La gente está con la ilusión de que el país va a mejorar y que va volver a ser lo que era antes. Muchos pensarán que será lo mejor regresar porque, sinceramente, allí es más fácil buscarse la vida que aquí. El problema es que tienen que pasar muchos años y cambiar la mentalidad. La gente que fue criada y que nació en el régimen chavista tiene una mentalidad muy distinta al resto. Ellos están en el "gobierno, dame" porque tengo derecho a la vivienda, a comer, así que me lo dé el gobierno. Aquí, en algunos partidos políticos, están intentando ir por ese lado también. Sin embargo, eso no es cierto porque el que realmente trabaja para poder conseguir su piso o su coche puede pensar en que yo tampoco hago nada porque me lo va a dar todo el gobierno. Esa mentalidad hay que cambiarla y se necesita mucho tiempo para que se pueda conseguir algo así.

-¿Se esperaban un resultado final como el que se dio en las últimas elecciones venezolanas?

-Contábamos con ello porque esto ya ha sucedido antes. Lo que pasa es que entonces robaron las elecciones. ¿Qué sucede en esta ocasión? Que incluso la gente que antes apoyaba al chavismo ahora ha dejado de hacerlo. La gente está cansada de hacer colas para comprar la comida, y que tú vayas a un supermercado y que si logras encontrar pollo, que te pongan un sello en la mano, algo que no tiene sentido. La gente está cansada de que si quieres comprar un bote de champú, y si no lo hay en el supermercado, tienes que ir al mercado negro donde ese bote te cuesta cuatro veces más. La gente no puede seguir viviendo así. Date cuenta de que la gente en Venezuela, a partir de las seis de la tarde, trata de no salir de su casa por la enorme inseguridad que existe.

-¿Cree que los bolivarianos terminarán cediendo el poder o les costará dejarlo?

-Te puedo decir que conozco gente en Venezuela que está convencida de que lo harán porque no les queda más remedio. Sin embargo, la mayor parte no lo tiene tan claro. De hecho, ya se empieza a hablar de que Maduro podría llevar a cabo un autogolpe de estado, también se dice que en este mes que le queda intentará promover leyes para evitar que el nuevo Parlamento tome posesión. Incluso se dice que creará las comunas para que se sitúen por encima de la Asamblea... Se dicen muchas cosas, la verdad, en Venezuela desde el resultado electoral. De hecho, el propio ministro de Defensa, al que ahora lo están endiosando, tuvo miedo de lo que podía pasar si no se respetaban las urnas, y optó por decir no a otro robo electoral. De todas formas, tampoco es cierto del todo porque yo sé de gente que estaba en colegios electorales sin gente en la colas, a los que les obligaron a reabrir el colegio electoral media hora después del cierre. Casualmente, en Lalín hay dos personas inscritas en el consulado de Vigo pero no en el Centro Nacional Electoral a los que a una la pusieron de presidenta de una mesa y a la otra de secretaria. ¿Qué raro, no?

-¿Están integrados en su nueva patria o echan de menos aquello?

-Se echa de menos siempre, igual que le pasaba al gallego que vivía en Venezuela con Galicia. Es curioso, pero mi madre, que es de Botos, todavía echa de menos aquello. Al final, el corazón lo tienes partido porque fueron muchos años viviendo y haciéndote como persona en otro país. Mi padre, que es de San Martiño, también extrañó Venezuela siempre.

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