Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Calvo Calviño: "El término enfermero no me gusta porque me recuerda a las viejas películas de guerra"

"Como ayudante del doctor Rivas, que también era forense, pasé por situaciones que no querría volver a vivir"

José Calvo se jubilará como practicante de Lalín el próximo mes de marzo. // Bernabé/Luismy

José Calvo Calviño, "Pepe o practicante" para todos, vive sus últimos meses como profesional sanitario de una manera tranquila y serena. Lleva toda su vida dedicada a los demás, en especial a las personas de avanzada edad que siempre han depositado su confianza en personas que, como él, disfrutan de hacer el bien a los demás. El practicante más conocido de todo Lalín, y parte de la comarca, está a punto de ceder el testigo, pero antes hace memoria para FARO DE VIGO.

-Usted, que fue los pertenecientes a la última promoción que estudió en la Facultad de Medicina, ¿aprendió más en Compostela o en el día a día tras su graduación?

-Tengo que reconocer que a mi me enseñó más el doctor Rivas Zalabeite que toda la facultad. El ochenta por ciento de lo que sé se lo debo a él. Al ambulatorio de Lalín vine de sustituto de Varela Buxán, lo que para mí es todo un orgullo por la relevancia del personaje. También estuve desplazado en Agolada unos seis años, y una vez que hice la oposición, en el 94, me vine definitivamente para Lalín.

-¿Practicante, enfermero, ATS...? ¿Qué término le gusta más?

-Me gusta el de practicante, pero el de enfermero no me gusta nada porque me acuerdo de aquellas viejas películas de guerra en la que se los llamaba así como de forma despectiva. Sin embargo, me gusta el término enfermería, lo de enfermero. Lo se practicante me gusta porque es una palabra que viví con ella toda mi vida profesional. Así nos llaman, por ejemplo, la gente mayor, alguna ya fallecida, que siempre me trató de una manera muy respetuosa, como yo a ellos, claro.

-Para algunos la clásica figura del practicante estaba a medio camino entre el enfermero y el médico. ¿Lo vivió así en su trabajo?

-Eso ha cambiado mucho. Ahora tenemos otra libertad para trabajar porque nosotros hace años teníamos una dependencia literal del médico. Ahora hay más autonomía, por ejemplo, a la hora de elegir algunos tratamientos y puedes guiarte por tu criterio, algo que antes era realmente impensable. Entre las peores situaciones que tuve que afrontar hubo accidentes, suicidios y demás cuando estaba con Rivas porque también era forense. Como ayudante suyo pasé por momentos que no me gustaría volver a vivir, desde luego.

-¿Se considera como una especie de miembro de la familia de algunos de sus pacientes?

-Como te decía antes, la gente mayor era muy agradecida, pero sin llegar a ser sumisa. Yo creo que ese talante se fue perdiendo con el tiempo porque lo que importa es la forma con la que tratan ahora algunos pacientes en la consulta. La gente va perdiendo educación y eso es algo que se nota en todos los ámbitos de la vida. No es bueno generalizar, pero los jóvenes de hoy están perdiendo algo de eso.

-¿Qué es lo que más le gusta de su profesión de practicante?

-Precisamente la asistencia a los mayores de la que hablo. Les dabas cualquier consejo y los recibían con mucho agradecimiento. Los jóvenes de ahora ya no te piden consejo porque con esto de internet les parece que saben de todo, y a eso apelan muchos de ellos. A mi el trabajo me encanta porque conoces a todos los asegurados, aunque parezca mentira. Yo tengo sobre 1.200 asegurados y los conozco prácticamente a todos. Si alguno me viene de nuevas ya les digo que no me tenía a mi en el ambulatorio, y casi nunca fallo. Además, nuestro trabajo se vio reducido porque nos sacaron, gracias a Dios, los reconocimientos escolares porque había que ir a Prado, a Cercio o a Vilatuxe para hacer, también, las campañas de vacunación infantil. En eso, afortunadamente, avanzamos mucho. También, afortunadamente, dejamos de hacer los reconocimientos de hostelería que pasó a manos de los veterinarios.

-¿Cómo calificaría el nivel sanitario de Galicia después de toda una vida trabajando en él?

-La gallega, y la española en general, son muy buenas sanidades. Tú llegas ahora a Colombia, a Brasil o a Estados Unidos y si no tienes dinero mueres en las escaleras del hospital. Hubo hace tiempo un amago de dejar fuera del sistema a los de fuera, pero ahora ya se les acepta, algo de lo que me alegro enormemente. Por ejemplo, si viene alguien de Turquía vivir aquí, y se encuentra en España sin un duro, no puede estar sin una atención sanitaria. Debemos hacerles a ellos lo que a nosotros nos gustaría que nos hicieran en su misma situación, ni más ni menos.

-Sin embargo, cada vez es más grande el debate social sobre la privatización de la sanidad, como pasa con el nuevo hospital vigués?

-Yo creo que ahí es, sobre todo, algo político. El alcalde es del PSOE, el gobierno de la Xunta es del PP, aunque tengo que decir que no estoy a favor de unos ni en contra de otros, pero lo veo así. Sigo pensando que hay muy buen nivel en la sanidad gallega porque hoy la gente está mejor preparada que hace años, no es como cuando salía un médico de una facultad sin tener mucha idea de su trabajo, y ni siquiera sabían lo que era un vademécum. Hoy, la gente viene muy preparada después de hacer las prácticas en los hospitales.

-¿Haría falta un hospital comarcal, como se llegó a plantear hace algún tiempo por estos pagos?

-Tenemos Santiago a menos de 20 minutos, y Ourense muy cerca para cualquier urgencia. Si hace falta un helicóptero para cualquier urgencia te puede venir un helicóptero tanto de un sitio como de otro... Yo creo que estamos cubiertos, aunque se podrían mejorar los diagnósticos, pero hoy una radiografía te la interpretan en Santiago sin ningún inconveniente, y ya te mandan el diagnóstico en un tiempo muy rápido. Yo creo, sinceramente, que poco más se puede pedir para una comarca como la nuestra en lo que a sanidad se refiere porque estamos bien.

Compartir el artículo

stats