-¿Le gustaría hacer del hotel un referente en la comarca dezana?

-Yo espero que lo sea. De hecho, yo creo que cuando se abrió ya lo fue, y queremos volver a serlo. Para ello, tenemos pensado reformar el restaurante Aldair para sacarlo de cara a la calle. Queremos hacer un restaurante bonito, pero sin pasarse porque a veces lo bonito asusta. Lo que tenemos pensado es sacar varias líneas de negocio, una cartita muy pequeña y dos menús, uno más económico y con eso vamos a trabajar.

-¿Habrá nuevos precios para las habitaciones del hotel?

-Los precios seguirán más o menos los mismos. Menos ya no se puede cobrar y vamos a ver cómo respira la gente, y en el momento en que veamos que la gente se marcha de aquí completamente satisfecha, y está dispuesta a pagar un poco más, se lo subiremos. Me gusta cómo está el hotel, pero después de cuatro años de abandono habrá que hacerles de golpe un mantenimiento.

-¿Tiene previsto cambiar al director del Hotel Torre do Deza?

-Manuel Rodríguez seguirá como director del hotel. El gerente de la empresa voy a ser yo y su dueño, y Manuel será mi delegado.

-Supongo que no tiene nada que ver llevar un hotel como el de Bergazos con respecto a los que el Grupo Norat tiene abiertos en las Rías Baixas, ¿no?

-Es el día y la noche. Esto es un reto total. Al principio pensaba que quién iba a Lalín y, de repente, me encontraba con amigos míos de Sanxenxo o de Pontevedra. Después de haberlo probado yo también me he dado cuenta de que la gente busca cosas diferentes. Lo que hay que hacer es dar un servicio de extremada calidad y convencerlos con el paisaje y la gastronomía que hay en la zona.