La barcaza que a diario sirve como medio de transporte para cruzar los núcleos de población separados por el embalse de Portodemouros estará permanecerá fuera de servicio durante dos semanas. Así lo confirmó ayer la empresa Gas Natural-Fenosa, quien precisa que el ferry precisa someterse a una inspección reglamentaria cada tres años y por eso no se ofrecerá esta alternativa de transporte a los vecinos de la zona, sobre todo a los de los lugares de Loño (Vila de Cruces) y Beigondo (Santiso).

La interrupción del servicio de transbordo se realizará entre los próximos días 16 y 30 del presente mes -ambos inclusive y también los sábados y domingos- en los que los usuarios de la barcaza que atraviesa el pantano cruceño tendrán que buscarse otra forma para desplazarse entre un territorio que comprende áreas de población de las provincias de Pontevedra y de A Coruña. Las actuaciones de reconocimiento e inspección son vistas por la compañía eléctrica como un mayor beneficio para las personas, así como una garantía de seguridad para ciudadanos e instalaciones. Estas tareas de revisión en la embarcación serán realizadas por la empresa contratada para prestar el servicio de la barcaza, AIN active, que tiene sede en la ciudad de A Coruña.

Mientras dure la interrupción del servicio de transporte fluvial los desplazamientos se harán por carretera y por eso la empresa que explota la central hidroeléctrica del embalse instaló una serie de carteles indicadores sobre los itinerarios alternativos. Las vías que podrán emplearse en el plazo de estas dos semanas son la AC-905, que parte del término municipal coruñés d Arzúa y confluye en el pantano de Portodemouros. La otra es la PO-905, que comunica el núcleo principal de Vila de Cruces con Portodemouros.

Otras mejoras

Además de esta cuestión puntual sobre el servicio de la barcaza, Fenosa anunció a finales del año pasado la ampliación de los accesos para tomar la embarcación. Representantes de la compañía comunicaran la decisión de mejorar la plataforma metálica móvil, que tenía un ancho de siete metros y dificultaba las maniobras de los vehículos al desembarcar del ferry. Con esta actuación se cumplían en parte las demandas casi históricas de los afectados por la construcción del pantano. El año pasado representantes de este colectivo de afectados manifestaban que en el año 2000 se redujo la capacidad de carga y, tras diversas quejas de los usuarios del ferry, volvió a ampliarse su capacidad a las 20 toneladas sobre cubierta mientras que la longitud permitida de los vehículos pasó a ser de 13 metros.