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La feligresía de Catasós a mediados del siglo XVIII

En esta parroquia había entonces 17 molinos de una muela, a excepción de uno situado en el lugar de O Feal que tenía dos

Iglesia de Santiago de Catasós. // A.V.N.

La feligresía tenía de distancia de levante a poniente una legua y del norte al sur tres cuartos y de circunferencia tres leguas. Lindaba comenzando por el levante en el sitio de Espiño y de aquí iba a la Pena de Colaza, Puerto Pinguela y seguía al Arco de San Roque y Campo de Esbascas, de aquí a la Mamoa de Pinguela, Fuente Bustelo, Fuente Protonzos y al Puzo Negro, Pena Quebrada y de aquí al Pinouzo de Alvarellos, Mámoa Jurada y coto de Alfonselle, hasta terminar en la primera demarcación. Lindaba por levante con la feligresía de Santa María de Alvarellos, por Poniente con la de San Juan de Botos, por el norte con la de San Martín de Lalín y por el sur con de San Pedro Fiz de A Xesta.

Las tierras de la feligresía se dedicaban a sembrar centeno, a hortaliza, prados de secano, montes de particulares, montes abiertos del mano común y también había dehesas de particulares. Los árboles frutales que había eran manzanos y cerezos que se plantaban en las tierras de hortaliza en los márgenes. La medida que se utilizaba era el ferrado de centeno que constaba de veintisiete varas castellanas.

En la feligresía de Catasós las tierras se repartían de la siguiente manera: quince mil ochocientos ferrados se dedicaban al cultivo de centeno, novecientos setenta y tres ferrados a hortaliza, veintiocho ferrados a prados, ochocientos ferrados estaban a monte, mil ciento noventa y un ferrados a dehesas, entre ellas se encontraría la conocida en la actualidad como " As Fragas de Catasós", algunos de sus castaños pueden ser de esta época, y por último doce mil cincuenta y cuatro ferrados de tierra inculta.

Los frutos que se recogían en las tierras eran centeno, mijo menudo y algunas legumbres. El valor de un ferrado de trigo era a cinco reales, el de centeno era de trece reales, el mijo menudo a dos, un carro de leña a dos, un carro de tojos a un real, un par de capones a cuatro reales, una gallina dos reales, una libra de lana en bruto un real, un cuartillo de miel un real.

Sobre lo que producían las tierras se hallaban impuestos los Diezmos y la Primicia, que percibían el cura párroco de tres partes una y las dos restantes la Excelentísima Señora Condesa de Lemos, también percibía dicho cura de cada vecino cabeza de casa un ferrado de pan mediado por razón de la Oblata y el Cabildo de la Ciudad de Santiago la tercera parte de un ferrado de centeno por razón de Boto y el de la Ciudad de Lugo por la misma razón también percibía de cada vecino un maravedí.

Los frutos de los Diezmos ascendían a ciento cincuenta ferrados de centeno, cien de mijo menudo, ochenta reales de Diezmos Menudos, ciento ocho de Primicia. La Oblata ascendía a ciento setenta y cinco reales, de los cuales el Cabildo de Santiago percibía ochenta y un reales y veinte maravedíes.

En esta feligresía de Catasós había diecisiete molinos de una muela, a excepción de uno que pertenecía a Antonio García, situado en el Feal, que molía con dos muelas; otro en el sitio de Portela que pertenecía a Domingo Rodríguez, otro en Pontedoiro que pertenecía a dicho Domingo Rodríguez; otro en Lama Grande que pertenecía también a Domingo Rodríguez; otro en Chousa do Rio, que pertenecía a Andrés Rodríguez Villar; otro en Pozo do Liño que pertenecía a Miguel González; otro en la Portela que pertenecía a Francisco Varela; otro en Pedrouzas que pertenecía a Pedro Gómez; otro en Amineiral que pertenecía a Pedro Ferreiro; otro en Lama Grande que pertenecía a Pedro da Paz; otro en Darebolta que pertenecía a Pedro de Levozan; otro en Cerredo que pertenecía a Antonio de Celemín; otro en Celemín que pertenecía a Pedro Fernández vecino de la feligresía de Moneixas; otro el sitio Domineiral que pertenecía Daniel Taboada vecino de San Pedro Fiz da Xesta; otro al sitio de Canaval que pertenecía a José Crespo y otro al sitio de Bidueiros que pertenecía a Santiago de Canaval.

Una de las actividades económicas más importante era la apicultura. Así, entonces había cien colmenas, que pertenecían a Miguel González (4), Juan de Nogueira (2), Pedro Touceiro (1), Domingo Rodríguez (50), Diego Calvo (6), Domingo García (12), Antonio Senín (1), Antonio González da Iglesia (6), Andrés do Campo (1), Pedro Fernández (12) y Gregorio Jácome (5). Las especies de ganado que había eran bueyes, bacas, ovejas, corderos, mulos, cerdos y cabras.

La feligresía de Santiago de Catasós no disfruta de ningún arbitrio, solamente el que pagan Pedro Ferreiro y Francisco González de la Iglesia por las dos tabernas en las que ponían vino al pormenor por cesión que los vecinos le habían hecho en la cantidad de ciento treinta y dos reales de vellón que se empleaban para pagar la Sisa la Ciudad de Lugo y a la Fesoria de Rentas Provinciales.

En la feligresía había un Aguacil Mayor, llamado Diego Calvo y siete arrieros que tenían varias caballerías: Domingo González (5), Pedro de Levozán (2), Domingo Sánchez (2), Domingo de Areán (6), Pedro Ferreira (3), Francisco González (3) y Antonio Taboada (3). Siete sastres: Pedro da Silva, Francisco Gómez, José Valdonedo, Francisco de la Iglesia, Pedro Vilar, Jacobo de Insua y Ambrosio Gómez. Diez carpinteros: Antonio da Iglesia, Domingo Miguel de Presas, Juan López, Tanislao Jácome, Domingo de Senra, José López, Juan Andrés de Villar, Vicente Rodríguez, Domingo Paz y Benito Gómez. Tres zapateros: Jacobo Gómez, Pedro Touceiro y Pedro Canaval. Dos pedreros: Pedro Fernández y Pedro de la Iglesia. Un herrero: Andrés Montouto. Dos tejedores: Manuel Dasilva y Pedro Gómez. Tres clérigos incluido el párroco que vivía en la feligresía de San Adrian de Moneixas. El rey tenía en Catasós dos dehesas, una en Ponte do Río, de dos ferrados de sembradura y otra en Espiñeira, de dos ferrados.

Todo esto lo sabemos por lo que declararon ante Francisco Antonio Varela y Saavedra, Teniente Juez y Justicia Ordinaria de la Jurisdicción de Deza, Estebo da Torre vecino de la feligresía de San Miguel de Goiás y Domingo Rodríguez vecino de Catasós, expertos nombrados por el Común y Bartolomé Seco vecino de la feligresía de San Martín de Prado experto nombrado de oficio por el señor Subdelegado, don Alonso Nicolás de Fonseca y Patiño, que declararon bajo juramento ante el escribano, Simón de Otero, hallándose presente Pablo de Verea cura párroco de dicha feligresía que según la inscripción que hay en la iglesia fue el que la construyó o reedificó.

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