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Las dueñas del skyline de A Estrada

Las cúpulas del consistorio y A Farola, referentes de la villa y muestra de su esplendor urbanístico en el siglo XX

Corría el año 1840 cuando A Estrada se convierte en cabecera del municipio del mismo nombre. Se crea el ayuntamiento y el partido judicial. Son ambos hechos decisivos para el florecer de una población que en 1859 obtendría por Real Decreto el título de villa. Arranca así un desarrollo urbanístico en el que la emigración también dejó su impronta. En 1908 y 1925 se levantan dos de los edificios más emblemáticos de esta A Estrada urbana, ambos coronados por sendas cúpulas que todavía hoy son el referente incuestionable del skyline estradense.

Pocas imágenes son tan representativas del casco urbano de A Estrada y, por extensión, del propio municipio como la casa consistorial -en la Praza da Constitución- y el edificio que todos los estradenses identifican como A Farola. En la cubierta de ambos, una cúpula nervada busca el cielo. En ambos casos el modelo parece inspirado, salvando las distancias, en el ideado por Brunelleschi para la catedral de Florencia y que tantas veces se buscó imitar a lo largo y ancho del mundo.

A la hora de profundizar en los referentes urbanísticos de A Estrada, resulta recomendable la lectura de un trabajo que María Milagros Castro González publicó en A Estrada. Miscelánea Histórica e Cultural, la revista anual del museo estradense. En este artículo se analiza la huella que la emigración dejó en el crecimiento urbanístico de la villa desde mediados del pasado siglo XX, a consecuencia de la importante presencia de emigrantes retornados y del dinero enviado desde el exterior. "La villa se nos ofrece como paradigma de la influencia del hecho migratorio, tanto europeo como americano, en el urbanismo a lo largo de todo el siglo XX", recoge Castro González.

Explica este trabajo que dentro del urbanismo local se pueden apreciar dos fases diferentes: la primera mitad del XX, cuando se levantan construcciones de carácter privado, fundamentalmente destinadas a viviendas, y una segunda etapa a partir de los años 70, momento en el que proliferan los edificios de varias plantas. Es en la primera parte de este florecer constructivo en la villa donde se sitúan las dos cúpulas estradenses por excelencia.

La primera en construirse fue la cúpula que corona la casa de todos los estradenses. El edificio comenzó a levantarse en el año 1908 y sus obras se prolongaron hasta 1916, momento en el que las oficinas municipales se trasladaron hasta este nuevo inmueble. El artículo firmado por María Jesús Fernández Bascuas, publicado también en Miscelánea Histórica e Cultural, sobre este inmueble recoge que el presupuesto inicial de la obra era de 151.315,05 pesetas, si bien el coste total terminó alcanzando las 203.030,30.

El edificio es el referente arquitectónico por excelencia de A Estrada y a ello contribuye en gran medida su cúpula. En un inmueble sobrio en su decoración, la torre rematada en cúpula es uno de los elementos más característicos. Explica la autora del referido artículo que la torre atiende a la inspiración histórica de los primeros ayuntamientos, "dotados de torre con una altura proporcionada a la importancia de la ciudad donde se asentaban, por lo que se divisaban a gran distancia anunciando al viajero la proximidad de una población y su importancia". Relata Fernández Bascuas que la razón de dotar de torre a este edificio del arquitecto José Franco Montes hay que enlazarla a nivel de diseño con los modelos clásicos de edificios de Centro Europa. Añade a ellos la historiadora del arte Carmela Sánchez Arines las referencias en la ciudad de Vigo, de donde era natural este arquitecto.

Se explica que la cúpula en el proyecto original tenía forma prismática pero por cuestiones técnicas fue necesario modificarla. Está nerviada y rematada con cupulín. La rodean cuatro pináculos con una decoración floral muy sencilla. Hoy su relevancia luce iluminada, cambiando de color en función de los días señalados. En su interior atesora la maquinaria del reloj que marca la hora desde esta atalaya para todos los estradenses.

La otra cúpula del skyline estradense es la de la Casa do Capón o Casa Porto. El primer nombre, según explica Sánchez Arines, se debe a la veleta de un gallo que tenía en la cima, mientras que el segundo hace referencia a la inscripción que posee en azulejo la propia cúpula. Indica esta historiadora del arte que en el archivo se conserva un proyecto original de julio de 1925 y otro con algunas modificaciones del año 1926. La licencia de construcción es de 1925, siendo el arquitecto Juan Argenti Navajas, quien también firmó la obra de la antigua Plaza de Abastos. El promotor fue Manuel Porto Verdura, popularmente conocido como El Escobero, un emigrante retornado que promovió la construcción de otros emblemáticos edificios de A Estrada. Es por ello que este inmueble también aparece referenciado en alguna ocasión como Casa do Escobeiro.

Esta experta explica que el remate en cúpula, en vista de los alzados de ambos proyectos, pudo ser un cambio realizado sobre la macha, proyectándose inicialmente sin cúpula pero incluyendo el mismo remate semicircular en el que pone Casa Porto.

Por tanto, estas dos cúpulas constituyen, además de un referente arquitectónico para A Estrada, un símbolo del crecimiento urbanístico de una villa que floreció en el siglo XX, al abrigo de una estratégica situación geográfica. Las dos fueron guindas para un auge constructivo y todavía hoy sirven de referente en el cielo estradense.

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