En apenas unos meses, la vida de José Pérez Bértolo ha dado un cambio radical. Al descubrírsele problemas de corazón, ha tenido que empezar a cuidarse. En menos de tres meses, ha perdido más de 20 kilos de peso. Y, aunque hace apenas unos meses no estaba en sus planes, también ha tenido que retirarse. Con su jubilación como párroco de Soutelo, Pardesoa, Ventoxo y Folgoso, a Don José le ha llegado también el momento de mudarse. El emotivo homenaje que sus feligreses le brindaron el domingo le ha dejado al ya expárroco de Soutelo un recuerdo imborrable.

Es un magnífico punto de partida para la nueva vida que ahora inicia fuera de Soutelo, cuyas gentes han sido durante décadas y siguen siendo su "gran familia". Ha compartido con ellos -abuelos, hijos y nietos- los momentos más importantes de sus vidas. Bautizos, comuniones, confirmaciones, bodas y también entierros. Ha acompañado a generaciones y generaciones de feligreses en sus momentos de máxima alegría y también cuando lloraban sus penas. Y estas proyecta seguir compartiéndolas. Prevé asistir a los entierros. Pero ahora, como dijo el domingo visiblemente emocionado, sabe que debe irse y dejar paso al nuevo párroco, Saúl Retamozo.

Por eso, en la última semana, Don José ha realizado la mudanza. Lo hizo para dejar libre la rectoral cuya construcción impulsó en colaboración con los vecinos de Soutelo de Montes en los años 60. Ha sido su casa desde entonces. Vaciarla le ha exigido un gran esfuerzo pero también le ha proporcionado satisfacciones. Ha desempolvado "muy buenos recuerdos". Más de una vez se emocionó al tomar en sus manos las fotografías de las actividades que ha compartido con sus parroquias a lo largo de las más de 5 últimas décadas. Cincuenta y un años dan para mucho y Don José ha podido recordar -a través de las imágenes- las excursiones que realizaba con sus vecinos a distintos puntos de la costa de Galicia y también otros muchos eventos. Así, recordó las celebraciones de Semana Santa animadas por el coro parroquial que cantaba mientras que él tocaba "un pequeño armonio".

Y es que la música siempre ha sido una de las grandes aficiones de Don José, que también ha instituido en Soutelo tradiciones que han calado hondo en la parroquia. Así ocurre, por ejemplo, con la escenificación del lavatorio de pies que cada año llevaba a cabo por Semana Santa.

Ahora, será Retamozo quien asuma el peso de la acción pastoral. Tiene el reto de hacerse cargo de 8 parroquias. Mientras, José Pérez Bértolo podrá dedicarse a disfrutar de un más que merecido descanso. Como le decían sus fieles el domingo, después de 51 años, "bien merecida tiene la jubilación".

Vivirá entre Pontevedra y Presqueiras, rodeado de libros y de música. Sabe que lo que más va a echar de menos es "el contacto con la gente". "Mientras no tengo confianza me retraigo mucho", confiesa. Pero confía en saber adaptarse. Proyecta "leer mucho, hacer mi vida de cura, diciendo misa allí donde esté" pero de manera particular para él y para quien esté a su lado. Admite que si experimenta una mejoría, puede que termine asistiendo a algún sacerdote. A sus compañeros de Terra de Montes -que el pasado viernes también le brindaron un cariñoso homenaje- ya se les ha ofrecido para casos puntuales. Saben que "pueden contar" con él si le necesitan, para reforzar su labor si se ven desbordados en casos puntuales.

Pero, por lo demás, se centrará en cuidarse. Y puede que también en aprender cosas nuevas. Hace ya mucho tiempo que sus sobrinos -los hijos de su hermano, que residen en Río de Janeiro (Brasil)- le animan a "comprar un aparatito" para poder hablar cara a cara. Charlan "largo y tendido" pero a distancia. Puede que al fin haya llegado el momento de aprender. Tendrá el tiempo del que hasta ahora carecía para hacerlo.

Solo le pide "a Dios tranquilidad, sosiego y mucha paciencia". No quiere apurarse. "Tenemos un camino que hay que recorrer y tiene un final para todos. A cada uno, cuando le llega. Es ley de vida", reflexiona. Pero ahora él emprende una nueva vida. Como el domingo, los sentimientos afloran pero "hay que sobreponerse". Con la jubilación le llega el momento de descubrir "cosas viejas" -libros y discos-que para él son "nuevas".